Marruecos teme que sus regiones quieran disfrutar de autogobierno
Desde el Frente Polisario hasta Argelia, pasando por numerosos diplomáticos acreditados en Nueva York, han indicado que el plan enunciado ayer por el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y su emisario, James Baker, se inspira ampliamente en la propuesta marroquí de una autonomía limitada, inferior a la de cualquier comunidad española.
Con mucho retraso sobre las fechas inicialmente previstas, Rabat entregó a la ONU a finales de abril una oferta de autonomía cuyos principales rasgos fueron descritos el 16 de mayo en Lisboa por el primer ministro, Abderramán Yussufi. Coinciden en buena medida con los expuestos por Annan.
El Ministerio marroquí de Asuntos Exteriores publicó ayer, sin embargo, un comunicado en el que 'desmiente categóricamente' que exista una propuesta marroquí y que Annan y Baker la hayan asumido en gran parte.
Dos razones explican, según fuentes diplomáticas, la prudencia de Rabat. Primero se trata de demostrar que Baker, que cuenta ahora con el pleno respaldo de la Administración del presidente George Bush, lanza una iniciativa equidistante de las partes en conflicto desde hace 25 años.
La segunda razón es de orden interno. A la monarquía y al primer ministro marroquí les ha supuesto grandes esfuerzos elaborar una oferta que suponga relajar ligeramente su control sobre el Sáhara y lo han hecho con gran sigilo, hasta el punto de que sólo Baker y su equipo la conocen.
En un país con menos de medio siglo de independencia y en el que subsisten tensiones regionales, especialmente con el Rif, marginado durante años por el rey Hassan II, las autoridades marroquíes temen que otras zonas acaben reivindicando un estatuto similar al que podría ser otorgado al Sáhara.
La propuesta de Baker gusta, no obstante, en Rabat. Prueba de ello es que, a diferencia de Argel o del Polisario, nadie la ha criticado.
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