El futuro de Joaquín José Martínez se juega hoy en la selección del jurado
Hay otros dos españoles condenados a muerte
Con la selección de los 12 hombres y mujeres que decidirán la suerte de Joaquín José Martínez, comienza hoy en Tampa (Florida) el segundo juicio de este español de 29 años, condenado a muerte en Estados Unidos. En el tribunal del juez Rogers Padgett, que ya presidió el primer juicio de Martínez, el que le envió a la silla eléctrica, la fiscalía y la defensa librarán un duro pulso que puede prolongarse hasta mañana para conseguir una composición del jurado favorable a sus objetivos.
Decenas de ciudadanos de Tampa han sido escogidos al azar como candidatos potenciales a ser miembros de este jurado. Serán interrogados a partir de hoy por la acusación, dirigida por Chris Watson, y por la defensa, compuesta por Peter Raben y el criminalista de Tampa David Parry. Se eliminarán automáticamente todos aquellos que tengan una opinión preconcebida sobre el caso Martínez y también los que se declaren opuestos a la pena de muerte.
Se supone que el jurado popular debe afrontar este proceso sin prejuicios a favor o en contra del acusado, pero también sin reservas a la hora de aplicar la pena capital si ésta es la conclusión de la vista.
Watson intentará una composición mayoritaria de blancos conservadores, siempre más favorables a las tesis de la policía, y Raben y Parry pugnarán por diversificar al máximo el jurado. En el juicio, que una vez formado el jurado comenzará de inmediato, la acusación utilizará los testimonios de Sloane Millian, la ex mujer de Martínez, y Laura Babcock, su compañera en el momento de autos. En el primer juicio, celebrado en 1997, ambas declararon contra Martínez afirmando que él les confesó ser el autor de los asesinatos del traficante de drogas Douglas Lawson y su novia, la bailarina de strip-tease Sherry McCoy-Ward.
Cinco senadores españoles han viajado a Florida, donde intentarán entrevistarse con Martínez. Los senadores también se interesan por otras dos personas de origen español condenadas a muerte en ese Estado norteamericano. Uno es Julio Mora, un canario que, tras ser condenado, recuperó el año pasado la nacionalidad española, a la que había renunciado en los ochenta para convertirse en estadounidense. El otro es Pablo Ibar, que era ciudadano estadounidense en el momento de su condena. Ibar ha iniciado gestiones para adquirir la nacionalidad española.
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