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Pekín reconoce que el incidente no ha quedado cerrado del todo

Los neones rosas han vuelto a centellear en los clubes nocturnos de Haiku, la capital de la isla de Hainan, célebre en toda China como lupanar tropical por excelencia. Hasta el miércoles, en la discoteca-karaoke del vetusto hotel militar donde estuvieron detenidos los tripulantes del avión espía estadounidense colgaba este cartel: 'Bienvenidos, vaqueros'.

Pero el incidente del EP-3 norteamericano está aún lejos de quedar cerrado. Éste es el mensaje que envía machaconamente el Gobierno de Pekín, mientras la prensa oficial da informaciones confusas. Por un lado, se muestra exultante por haber recuperado el honor del país frente a EE UU. El editorial del Diario del Pueblo del jueves proclamaba triunfalmente que la 'firmeza de la lucha del Gobierno y del pueblo chinos contra el hegemonismo ha forzado al Gobierno norteamericano a modificar su actitud, inicialmente ruda e irrazonable, para acabar pidiendo disculpas'.

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Para informar mejor al público sobre la 'evolución' de la postura de EE UU, otro artículo muestra de forma cronológica las 'concesiones semánticas' de George Bush y Colin Powell, que han pasado de 'lamentar' a 'pedir disculpas'. Como ocurrió tras el conflicto del bombardeo de la Embajada china en Belgrado en mayo de 1999, el discurso oficial de Pekín hace un llamamiento a que el 'entusiasmo patriótico' se canalice hacia 'la construcción de una nación poderosa'.

Pero los chinos admiten también implícitamente que no han obtenido satisfacción a todas sus exigencias. Ésta es la impresión que parece dar el presidente chino, Jiang Zemín, de visita oficial a América Latina, al afirmar: 'El incidente no ha terminado completamente'. Para Jiang, la liberación de los 24 tripulantes del avión espía sólo ha sido un 'gesto humanitario' consentido por China.

Misiones de reconocimiento

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Entre los puntos que todavía quedan en suspenso figuran la exigencia de garantías que reclama Pekín para que se alejen de sus costas las misiones de reconocimiento estadounidenses. Esta cuestión es fundamental para el Ejército Popular de Liberación, que no tolera que nadie pueda desafiar su control sobre el mar del Sur de China.

El alejamiento de las misiones de reconocimiento figurará sin duda en un lugar preferente en la agenda de la comisión conjunta chino-norteamericana que va a constituir para cerrar la crisis y cuya primera reunión ha quedado fijada para el próximo día 18. Las autoridades chinas han dejado salir a la tripulación del EP-3, pero se han guardado una carta: el propio avión, que sigue inmovilizado en Hainan.

El Gobierno chino parece consciente de que la opinión pública sólo ha quedado satisfecha en parte con la forma en que la crisis ha sido manejada. En los foros de Internet aflora veladamente una sensación de frustración que muestra el descontento de la población intelectual urbana.

© Le Monde / EL PAÍS

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