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Los ciudadanos de Lasarte se rebelan con gritos de 'libertad' contra ETA y 'sus cómplices'

Los compañeros socialistas de Elespe se reafirman en su intención de continuar en la política

Maribel Marín Yarza

'Cuando la sangre te salpica tan de cerca se te borra el miedo de golpe', dice una vecina de Lasarte. 'Lo que sientes es odio y ganas de tomarte la justicia por tu mano. Pero tratas de controlarte para no entrar en su juego macabro'. Tristeza, rabia, indignación... Servirían muchos términos para describir cómo vivió Lasarte el día después del asesinato del concejal socialista Froilán Elespe. Pero la resignación no estaba entre ellos.

Lasarte se tomó la revancha contra ETA a su manera y amaneció teñida de pintadas amenazantes contra los terroristas. Arnaldo Otegi, líder de EH, también apareció en el centro de una diana. 'Ayer vi a dos chavales haciendo una pintada', cuenta una señora, 'pero cuando vi lo que escribían, 'ETA, asesinos', pasé de largo. Me dije a mí misma. Ya está bien, nosotros también tendremos derecho a desquitarnos'. Sus convecinos ya se habían desquitado la víspera en el pleno de condena del atentado y volvieron a hacerlo con aplausos e incesantes gritos de 'libertad' al acabar la concentración celebrada a mediodía en los bajos del ayuntamiento.

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La respuesta popular emocionó a los familiares de Elespe, que se encontraban velando el cadáver en el edificio consistorial. Tanto, que Tomasi, su viuda, se asomó al balcón hasta que no pudo aguantar el llanto. Salió entonces su hijo Josu y lanzó besos al aire para agradecer las muestras de apoyo.

Durante toda la mañana se repitió el ritual que sigue a cada atentado. Lágrimas, coronas de flores y condolencias de vecinos y autoridades de todos los colores, salvo de EH. Entre quienes se acercaron a la capilla se encontraban, el lehendakari, Juan José Ibarretxe; el secretario general de PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero; el presidente del PP en el País Vasco, Carlos Iturgaiz, y el secretario general de UGT, Cándido Méndez.

Los concejales socialistas de Lasarte no acapararon tantos flashes fotográficos, pero sí buena parte del protagonismo. 'El asesinato de Froilán', señalaba Carlos García Velasco, 'no va a hacer que yo deje la política, a mí no me va a cambiar. Pero mi familia... Mi mujer está con depresión y con un ataque de nervios. Esta situación es de locos. Es como si fueras a la guerra, que sales al frente y no sabes si vas a volver a casa'. 'No se puede afirmar', dice el PSE-EE local, 'que la política es una porquería y que todos los políticos son iguales, cuando en Euskadi cada político no nacionalista se juega la vida para que la democracia sea posible en el País Vasco'.

Elespe corrió ese riesgo y no regresó a casa el martes. Su familia y sus vecinos tuvieron que despedirse de él en la parroquia de San Pedro, en el funeral que ofició el obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte. '¿Qué futuro (...) puede esperarse de una sociedad que pudiera surgir de este baño de sangre', se preguntó. 'Necesitamos concitar nuestra esperanza'. La imagen de esa esperanza, por lo menos de unidad de los políticos frente al terrorismo, estuvo en la multitudinaria manifestación que recorrió las calles de Lasarte. Ibarretxe y otros representantes del Gobierno vasco caminaron junto a ministros del PP y dirigentes del PSE-EE, tras una pancarta que rezaba: 'ETA no, cómplices tampoco'. El lehendakari tuvo que escuchar aplausos y algún grito de 'asesino'. Más tarde, la alcaldesa Ana Urchueguía, aclaró a los manifestantes quien es el responsable: 'La democracia en Euskadi está amenazada de muerte. Y digámoslo claro. Esta amenazada por ETA'.

Tomasi, viuda del edil asesinado (a la derecha), en la capilla ardiente en el Ayuntamiento de Lasarte.
Tomasi, viuda del edil asesinado (a la derecha), en la capilla ardiente en el Ayuntamiento de Lasarte.JAVIER HERNÁNDEZ

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