De la granja a la mesa
La vigente crisis de las 'vacas locas' y la todavía reciente de las dioxinas, han mostrado la fragilidad y las deficiencias del actual sistema europeo de seguridad alimentaria. Si la seguridad ha de ser el principal ingrediente de nuestros alimentos, devolver la confianza a los ciudadanos sobre la capacidad de las autoridades para garantizar que los alimentos son seguros es hoy en día una clamorosa exigencia. Ahora se suceden las declaraciones, los buenos propósitos, la creación de comisiones, y la presentación de algún plan. ¿Es esto es suficiente para responder eficazmente a la actual crisis de confianza y evitar nuevos episodios que pongan en peligro la salud de los consumidores?
La Comisión Europea ha diseñado un planteamiento radicalmente nuevo sobre los principios a través de las cuales ha de abordarse la nueva seguridad alimentaria. De la granja a la mesa, lema utilizado por la Unión Europea para popularizar su estrategia, significa dotar a las actuaciones de un planteamiento integrado, que abarque toda la cadena alimentaria y todos los sectores de la alimentación, y requiere un continuado esfuerzo en la determinación de los riesgos para la salud asociados a la producción y consumo de alimentos (riesgos químicos y biológicos).
Pero conocidos los riesgos es necesario prevenirlos y gestionarlos, y sólo a través de una profunda revisión y actualización de la legislación alimentaria es posible asentar un eficaz sistema de protección. La reorientación de la estrategia comunitaria enfatiza la seguridad como el principal objetivo del Derecho alimentario. Esta preocupación abarca también al sector de la alimentación animal. Las crisis de las vacas locas y las dioxinas ha puesto de manifiesto que la industria productora de alimentos para animales debe estar sujeta a las mismas disposiciones y controles rigurosos que la de la alimentación humana, a fin de evitar que los problemas se extiendan a lo largo de la cadena alimentaria.
Asimismo la legislación ha de avanzar en la fijación de límites y controles para los plaguicidas, residuos veterinarios, contaminantes químicos, y reforzar y hacer más transparentes las disposiciones aplicables a los alimentos que contienen organismos modificados genéticamente.
Actualmente no disponemos en la Comunidad Valenciana, como tampoco en el resto del Estado, de un sistema de seguridad alimentaria que siga rigurosamente los principios y estrategias definidas en la Unión Europea. Las competencias de vigilancia e inspección se ejercen por los departamentos de sanidad y agricultura. Es tradicional la escasa comunicación entre ambos departamentos y la existencia de estructuras administrativas manifiestamente insuficientes.
La transparencia, la evaluación de la eficacia de los departamentos, el diseño de políticas realmente integradoras de toda la cadena alimentaria, la capacidad para realizar análisis, los modernos métodos de control y auditoria, la participación real de los consumidores, son algunas inadmisibles carencias que no contribuyen a dar seguridad y confianza en los controles oficiales.
Continuar con la tradicional y vetusta división de competencias entre agricultura y sanidad, después de 'lo que ha llovido', es un insensato acto de incompetencia. La actual estructura administrativa de la Generalitat no permite trabajar con eficacia en el ámbito de la seguridad alimentaria.
Se impone la creación de una Agencia de Seguridad Alimentaria que sea capaz de implantar eficientemente en la Comunidad Valenciana las estrategias, los principios y las prioridades que la Unión Europea ha definido en su Libro Blanco sobre la seguridad alimentaria. La Agencia ha de tener una especial vinculación y coordinación con los organismos nacionales y europeos responsables de la evaluación de los riesgos, no estar sometida a presiones externas, y poseer unas competencias y recursos suficientes como organismo de control de toda la cadena alimentaria.
Siempre resulta recomendable anticiparse a tener que reaccionar precipitadamente ante una crisis alimentaria.
I. Boix, José Mª. López, F. Quiles, F. Abad y J. Mayans son miembros del Colectivo Lluís Alcanyis
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