Una granja de vacas de Francia sufre el primer foco de fiebre aftosa de la Europa continental
París sostiene que 'parte de los 20.000 ovinos británicos importados eran portadores del virus'
Francia lleva abatidos 36.690 animales dentro del programa de alerta contra la fiebre aftosa, aunque sólo los 114 de Mayenne se deben al foco donde se ha confirmado la enfermedad. Tras sacrificarlos en la noche del lunes al martes, los cadáveres fueron incinerados ayer y se ha establecido un perímetro de vigilancia de 10 kilómetros a la redonda. Las granjas sospechosas están muy esparcidas: una de ellas, por ejemplo, se encuentra en el pueblo de Guérard (65 kilómetros al este de París), pero hay otra en el Valle del Ródano, al sureste del país.
Las autoridades francesas conocían desde hace varias semanas que tenían el problema en casa, pero en todo momento se han esforzado por explicar a la opinión pública que el descubrimiento de casos sospechosos no responde a una extensión incontrolada de la enfermedad, sino al buen funcionamiento de su dispositivo de alerta. Esto motivó el programa de destrucción masiva de ovinos importados de Reino Unido y las barreras sanitarias establecidas desde principios de mes en torno a nueve explotaciones sospechasas, que ayer se había extendido ya a diecinueve. Desde el 5 de marzo están prohibidos el transporte y la circulación de todo el ganado sensible a la enfermedad (bovino, ovino, porcino, caprino), salvo para traslados directos a los mataderos, lo que ha supuesto la imposibilidad de exportar ganado vivo y el cierre de ferias y mercados de ganado. 'No se puede hablar de epidemia, sólo tenemos un foco confirmado, pero no se excluye que podamos descubrir otros', explicó Jean Glavany, quien se felicitó del carácter draconiano de las medidas adoptadas. 'La explotación en que ha sido descubierto un foco estaba sometida ya a vigilancia activa, porque se encontraba al lado de otra que había importado ovinos británicos. Nuestro dispositivo ha funcionado perfectamente', añadió el ministro, quien multiplicó ayer su presencia en radio y televisión para enviar mensajes de serenidad a la población.
El problema de la fiebre aftosa es esencialmente económico. A corto plazo, los ganaderos son los directamente afectados por esta cuestión, que tiene un enorme impacto en sus economías y en las de los tratantes de ganado: ayer comenzaron a producirse manifestaciones de protesta de estos últimos en varios puntos de Francia. Además, hay que resolver el pago de las medidas de precaución adoptadas. El Ministerio francés de Agricultura anunció hace una semana que se pagarían 12.500 pesetas por cada ovino sacrificado y 125.000 por cada bovino, cantidades que la principal organización agraria se apresuró a calificar de insuficientes.
Enfrentada al problema combinado de las vacas locas y al de la fiebre aftosa, Francia lleva semanas intentando que la UE se haga cargo de las indemnizaciones a los ganaderos.A hora, la declaración del primer foco de fiebre aftosa constituye, a juicio de París, el paso necesario para que el sistema de indemnización a todos los ganaderos afectados por esta enfermedad deje de ser francés y empiece a ser europeo.
Ante el caso detectado en Francia de fiebre aftosa, la Comisión Europea la salida de animales vivos sensibles a la fiebre aftosa (bovinos, ovinos, caprinos, porcinos y otros biongulados) y los productos generados naturalmente por ellos desde Francia a otros países miembros. En estos momentos, estos animales estaban inmovilizados en toda Europa, pero podían transportarse con permisos especiales. La portavoz de Sanidad y Consumo de la Comisión Europea, Beate Gminder, manifestó su preocupación respecto al primer caso detectado al otro lado del Canal de la Mancha, pero señáló que cree que no habrá más casos, pues la misma explotación en la que se ha hallado el animal enfermo estaba ya bajo vigilancia, como otras, por haber importado reses del Reino Unido. Gminder volvió a rechazar ayer la posibilidad de recurrir a la vacuna. 'Es la última opción que se baraja', dijo.
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