Un ministro irlandés califica de 'leproso de Europa' al Reino Unido
Poco después de que Nick Brown, ministro británico de Agricultura, lamentara públicamente el brote de fiebre aftosa aparecido ayer en Francia, el líder laborista, Tony Blair, se reunía con representantes de la Unión de Granjeros y las empresas rurales para evaluar el coste de la epidemia. Mientras Blair encargaba al ministerio de Medio Ambiente la supervisión del correspondiente informe, Hugh Byrne, titular irlandés del departamento de Recursos Naturales, calificaba al Reino Unido de 'leproso de Europa' por no haber sabido frenar a tiempo esta crisis.
Para la República de Irlanda, libre de momento de la enfermedad, su aparición sería un auténtico desastre nacional puesto que los ingresos procedentes de la agricultura suponen un 10% del producto nacional bruto del país. De ahí que el ministro Byrne, que no ha sido amonestado de momento por Dublín, haya empleado el término 'leproso' para referirse al Reino Unido. En un artículo publicado ayer por el rotativo The Independent, el político aseguraba que la situación es escandalosa. 'Uno piensa que después de lo ocurrido con las vacas locas, el país habría aprendido algo, pero no. Ha llevado mal las cosas desde el principio; es el leproso de Europa. Para evitar infecciones de esta clase tendría que cerrar sus fronteras a las importaciones ilegales de carne, entre otras cosas. Es como si no le preocuparan ni sus granjeros ni mucho menos el resto de sus vecinos', ha dicho.
Irlanda ha decidido no llevar caballos propios a la carrera del Grand National. Los equinos tampoco podrán pisar suelo británico hasta pasado un mes de la aparición del último caso de fiebre.
Medidas draconianas
Sin contestarle directamente a Hugh Byrne, el titular británico de Agricultura, Nick Brown, aseguró ayer que el veto a las exportaciones de carne impuesto en febrero en cuanto se supo que había fiebre aftosa, así como la paralización del transporte de animales y el sacrificio de miles de reses y ovejas era lo más adecuado para frenar la extensión de la enfermedad. 'Son medidas draconianas, pero no podemos hacer más. Nos enfrentamos a un problema biológico que no atiende a razones políticas', dijo.
Con el número de focos cifrado anoche en 205, Brown ha pedido la colaboración de varios veterinarios del Ejército para que inspeccionen las granjas a medida que avanza la infección. 'Estoy en consultas con las Fuerzas Armadas, pero no necesitamos aún a sus tiradores para sacrificar a cerca de medio millón de ovejas a punto de tener sus crías en los pastos. La suerte de los cerdos criados al aire libre está también por decidir', según el ministro. El Gobierno espera tener mañana una idea clara de lo que hará con el ganado lanar. Jim Scudamore, veterinario jefe gubernamental, subrayó que los soldados saben disparar y estarían en condiciones de matar sin sufrimiento inútil a los animales en campo abierto, de tomarse dicha decisión.
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