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Francia juzga a un cirujano acusado de violar a 300 niños a lo largo de 25 años

El médico, que se enfrenta a 20 años de prisión, agredía a los menores cuando estaban aturdidos por la anestesia o fingía que las agresiones formaban parte del proceso médico. La policía encontró las libretas en las que anotaba todos los delitos

Un retrato del ex cirujano francés y pederasta Joel Le Scouarnec.
Un retrato del ex cirujano francés y pederasta Joel Le Scouarnec.Alain Paillou (REUTERS)
Daniel Verdú

Joël Le Scouarnec, un cirujano con buena reputación, padre de tres hijos y 30 años de una exitosa carrera que se encaminaba a la jubilación, era un hombre meticuloso. Especialmente cuando se trataba de anotar en unas pequeñas libretas negras el horror al que había sometido a centenares de niños en su consulta o en los hospitales donde trabajó. La policía las encontró en su domicilio el día que entró a registrarlo alertados por la denuncia de la hija pequeña de unos vecinos, que le acusó de exhibicionismo y de haberla penetrado con los dedos desde la verja de la casa contigua. Nada más entrar, la policía francesa supo que se encontraban ante uno de los mayores casos de abusos de la historia de Francia.

Los gendarmes descubrieron primero unas 70 muñecas, de niños y niñas, que iban desde bebés hasta representaciones de chicos de 12 años. En algunas de ellas, Le Scouarnec había atado consoladores y artilugios sexuales. Su casa también estaba llena de pelucas e imágenes de pornografía infantil. Bajo su colchón, los agentes hallaron discos duros que contenían más de 300.000 archivos, algunos de ellos de una violencia extrema. También se hallaron archivos informáticos con documentos donde el cirujano había catalogado, día tras día, los nombres de cientos de pacientes, en su mayoría menores, a quienes había sometido a abusos sexuales, incluyendo tocamientos y penetraciones vaginales y anales con los dedos. Abusó tanto de niños como de niñas, algunos de apenas unos meses de edad, otros ya adultos.

Francia se prepara para asistir a un nuevo macrojuicio por agresiones sexuales. Cuando todavía retumba el eco mediático y social del caso de Gisèle Pelicot, la mujer a quien su marido entregó a decenas de hombres para que fuera violada mientras se encontraba drogada, este lunes comienza el proceso a Le Scouarnec en Vannes (Bretaña), acusado de haber abusado sexualmente durante 25 años de cerca de 300 niños y adolescentes -casi todos menores- amparado mientas, téoricamente, realizaba su trabajo de cirujano.

Le Scouarnec, además, se encuentra detenido por otros cuatro casos juzgados en 2020 -ya ha sido condenado- y se enfrenta a 20 años de prisión, la pena máxima para el delito de violación en Francia. El promedio de edad de sus presuntas víctimas al sufrir los abusos es de 11 años, según confirmó el fiscal del caso, Stéphane Kellenberger. Del total, 158 son hombres y 141 son mujeres. Sólo 14 de ellas tenían más de 20 años cuando fueron agredidas, mientras que 256 eran menores de 15.

Le Scouarnec registraba de manera cuidadosa el nombre de las víctimas, su edad, su domicilio, el hospital donde trabajaba, la fecha y la descripción de los hechos cometidos. Como si fuera la ficha de un paciente corriente y no de un menor del que abusaba. Además, narraba lo que sentía al cometer estos crímenes, dirigiéndose directamente a sus víctimas, como si quisiera compartir con ellas su emociones. Cuando escribía sobre sus crímenes en sus cuadernos, parecía revivirlos con placer, expresando además varias fantasías. Llamaba sus víctimas ”Mi querida...” o ”Mi pequeño...”, y en algunas ocasiones concluía su relato con un ”te amo”. En una de las anotaciones, el hombre se declaraba pedófilo y mostraba su orgullo por serlo. En el registro también se encontraron archivos con el nombre vulvettes (vulvitas) y quequettes (colitas), fotomontajes con imágenes de niños, así como otros elementos que demuestran su participación en actividades sadomasoquistas, escatológicas y zoofílicas con sus mascotas. Los investigadores hallaron también lo que llamaron ”los cuadernos negros”: esos diarios manuscritos en los que, durante esos 30 años, escribió relatos de contenido pedófilo, con títulos como “Mis cartas pedófilas”, intentando darles una pátina casi filósofica. A diferencia de muchos de los grandes casos de pederastia, no parece que su conducta pudiese relacionarse con algún elemento biográfico del pasado. Al contrario.

Le Scouarnec nació en 1950 en el distrito 14 de París y creció en una familia modesta. Su padre fue primero ebanista y luego trabajó en el sector bancario, mientras que su madre era portera antes de dedicarse a la crianza de sus tres hijos. Joël Le Scouarnec vivió en un entorno familiar aparentemente normal, aunque su padre era a veces autoritario, y según los expertos de la instrucción a cuyo acceso han tenido medios franceses, parecía difícil expresar emociones en su hogar. Desde los 10 años se interesó por la medicina y expresó su deseo de hacer carrera en el área. Fue un estudiante brillante, aunque solitario. Pasaba sus días leyendo y recopilando imágenes, las cuales coleccionaba obsesivamente. Se graduó en 1981, especializándose luego en cirugía visceral y ginecológica. Durante sus estudios, conoció a su esposa, quien era auxiliar de enfermería. Al principio, la pareja vivió en una mansión en Perrusson, en Indre-et-Loire. Llevaban una vida acomodada con sus tres hijos, realizaban viajes y practicaban sus aficiones con discreción.

Los primeros delitos de abuso infantil con sus pacientes se remontan a 1985 y se hicieron cada vez más frecuentes hasta volverse casi diarios. Primero realizaba tocamientos sexuales bajo la apariencia de procedimientos médicos que podían parecer legítimos a los pacientes, sus familias o incluso al personal médico. Los cometía mientras sus víctimas estaban anestesiadas o no tenían plena conciencia de la realidad, según explicó el fiscal de Lorient, Stéphane Kellenberger.

Sus víctimas solían ser niños ingresados para operaciones de apendicitis, a veces de urgencia. Entre las 299 víctimas identificadas por la fiscalía de Lorient, la edad promedio es de 11 años. Rara vez cometía estos crímenes en la sala de operaciones, ya que el riesgo de ser descubierto era demasiado alto. Prefería encontrarse a solas con los pacientes en sus habitaciones. Muchas veces, los niños estaban dormidos o aturdidos, pero en ocasiones estaban completamente despiertos. Varias víctimas han declarado que no se dieron cuenta de lo que ocurría, creyendo que los tocamientos formaban parte del procedimiento médico.

Los gendarmes que se ocuparon del caso llegaron a identificar a 314 víctimas de los abusos de Le Scouarnec, que ante la magistrada instructora reconoció su implicación en buena parte de los hechos que él mismo había puesto por escrito. Sus abogados pidieron que se archivaran los procedimientos por 85 de esas víctimas alegando que había prescripción y al final en el acta de acusación han quedado 299, algo más de la mitad de sexo masculino. Tenían una edad media de 11 años cuando fueron objeto de las agresiones. Había 256 que eran menores de 15 años.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes
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