Crónicas rosa

La prestigiosa Bodega Señorío de Bienavenida elabora unos notables vinos en su coqueto chateau, con una construcción neoclásica en piedra, y con unas instalaciones dotadas con los últimos adelantos tecnológicos. Sus caldos provienen exclusivamente de viñedos de su propiedad cuidados con el mismo mimo que un jardín. No es de extrañar que sus frutos sean de la más alta calidad.

Al frente de este próspero negocio se encuentra la familia Nadie, que, con la dirección del primogénito, recién licenciado en enología por la Universidad de Baguette (Francia), elabora unos mostos muy actuales y de nueva expresión. Sorprende que, a pesar de su juventud, los vinos que saca al mercado están teniendo un éxito imparable. Desde este púlpito, le recomendamos muy gustosamente que no deje pasar la oportunidad de probarlos; seguro que le sorprenden tanto como a nosotros.

Amigo lector, aquí acaba la broma. No sé si le pasará como a mí, que estoy harto de leer este tipo de crónicas monocordes en la prensa especializada. Deberíamos pedir que fueran más originales, didácticos, vanguardistas y, sobre todo, comprometidos. Que tuvieran la osadía de sacar a la luz, si llega el caso, a aquellas gentes o bodegas que no cumplan estrictamente las normativas legales vigentes, antes de que lleguen las uvas locas al mundo del vino.

Lo que el consumidor, lector o simple amante del vino, demanda es descubrir vinos y sensaciones distintas. Si las piedras de la bodega se encuentran en perfecto estado de conservación, al consumidor le trae sin cuidado. Lo que realmente interesa es la cultura del vino, los métodos de elaboración, los tipos de maderas utilizados en la crianza y la edad de las barricas. Por el contrario, lo que impera es la crónica rosa entorno al vino.

Desde esta columna le aconsejamos que disfrute del vino elaborado por algún amigo o conocido, del cual conozca cómo vendimia, cómo elabora, incluso cómo realiza la crianza, a pesar de que su bodega y sus caldos no sean actuales. Seguro que en cada sorbo de vino su paladar descubre un aroma de la sabiduría y del amor que han puesto en su trabajo las gentes del campo, muchas veces olvidados por los que disfrutamos de una botella de vino.