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El entorno de Doñana sigue contaminado 33 meses después del vertido

La presencia de metales pesados bajó en 2000

Alejandro Bolaños

El lecho del río Guadiamar sigue contaminado, los peces 'están en un deteriorado estado de conservación' y algunos moluscos, crustáceos y plantas presentan altas concentraciones de metales. El decimotercer informe del CSIC detecta aún la huella de los dañinos metales pesados (cinc, arsénico, cadmio, cobre o plomo) en buena parte de los 45 kilómetros del valle del Guadiamar que resultaron anegados por una marea tóxica el 25 de abril de 1998.

'Las labores de limpieza han mejorado notablemente la situación de la zona afectada', señalan los expertos del CSIC. Tras las catástrofe, el Gobierno central y la Junta de Andalucía tuvieron que poner en marcha un complicado dispositivo para retirar los lodos y depurar las aguas contaminadas; una operación que costó cerca de 20.000 millones de pesetas y que ha sido respaldada por los científicos, pero que no ha librado del todo a la zona de la presencia de los metales pesados, cuya eliminación es muy compleja.

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El coordinador de recursos naturales del CSIC, Enrique Mc Pherson, indicó en conferencia de prensa que su mayor preocupación se centra en el lecho del río Guadiamar. El informe, elaborado con datos recogidos en los tres primeros trimestres de 2000, certifica que 'las concentraciones en el tramo afectado por el vertido eran todavía significativamente superiores' a las registradas en el resto del valle. Los expertos también consideran que la 'calidad del agua del río es mala', sobre todo en las cercanías de la mina, donde la empresa propietaria, Boliden, se encargó de la limpieza.

Los expertos de la Estación Biológica de Doñana admiten que la situación del Guadiamar ha podido empeorar en los últimos meses por las abundantes lluvias que habrían arrastrado los sedimentos contaminados a la zona más limpia.

En esta ocasión, los científicos no dieron datos sobre el estado de los suelos, (casi la mitad de la zona afectada presentaba en 1999 contaminación por cinc y arsénico). 'Vamos a esperar a que los trabajos de neutralización de los contaminantes concluyan', explicó McPherson.

El estudio confirma que el ostión, el camarón y la boca mantienen aún niveles de cobre por encima de la legislación, aunque en ninguna de la especies comercializadas en la desembocadura del Guadalquivir (del que es afluente el Guadiamar), se encuentran concentraciones superiores al límite legal.

Recuperación en aves

El estudio señala que las poblaciones de aves de Doñana 'no parecen haberse visto afectadas de modo importante'. El director de la Estación Biológica de Doñana, Fernando Hiraldo, explicó que, a diferencia de 1999, los niveles de metales en las aves analizadas no eran tóxicos en casi ningún caso.

El efecto de los metales pesados en animales superiores parece remitir pero la contaminación está aún muy presente en varias especies de plantas, por lo que seguirá vigente la prohibición de pastoreo en la zona. Y las concentraciones tóxicas en 'los frutos de árboles que quedaron en la zona' son aún muy altas.

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