Vizcaya desconoce qué han hecho los productores con los animales muertos durante los últimos dos meses
La Diputación de Vizcaya suspendió el pasado 22 de noviembre la recogida de ganado muerto en esta provincia ante la imposibilidad de incinerar los cuerpos, tal y como obliga la normativa europea dada la gravedad del mal de las vacas locas. Sin embargo, el Departamento de Agricultura de la institución foral desconoce lo que han hecho los ganaderos con los animales muertos durante estos dos meses, aunque sospecha que los han enterrado y, en menor medida, quemado. 'Confiamos en el comportamiento responsable de los ganaderos; suponemos que habrán buscado la mejor solución posible', respondió Patxi Sierra-Sesumaga, diputado foral de Agricultura, a las preguntas de los medios de comunicación.
El responsable de Agricultura anunció que su departamento reiniciará mañana la retirada de todos los animales muertos en las explotaciones ganaderas del territorio para su posterior destrucción en las cementeras. De esta forma, se recupera un servicio que la Diputación vizcaína viene prestando desde el año 1996.
Durante el tiempo que la Diputación de Vizcaya no ha recogido los animales, 'algunos' ganaderos han consultado a la institución sobre cómo hacer desaparecer sus reses muertas, pero no obtuvieron respuesta, según reconoció el responsable foral. 'Si nosotros no podíamos cumplir con la normativa, difícilmente la podían cumplir los ganaderos', asumió Sierra-Sesemuga. Sin embargo, quiso lanzar un mensaje tranquilizador y se mostró convencido de que si hubiera habido un enterramiento masivo de reses, como ha sucedido en Galicia, la Diputación de Vizcaya lo sabría. 'No tenemos ningún temor porque Vizcaya es un territorio muy pequeño y nos conocemos todos', insistió.
Sierra-Sesumaga recordó que la dimensión alcanzada por el mal de las vacas locas llevó a la Unión Europea a finales del pasado año a ampliar la consideración de Material Específico de Riesgo (MER) a todos los cadáveres de bovino, ovino y caprino mayores de un año. Además, prohibió el uso de animales muertos en la elaboración de las harinas cárnicas dirigidas a la alimentación del ganado no rumiante e impuso la incineración de los cadáveres como única salida legal posible. De esta forma, las industrias de subproductos, tal y como estaban concebidas, no se podían utilizar para la destrucción sanitaria de los animales muertos.
Cien millones anuales
La comunidad vasca no dispone de incineradoras y tampoco se podía recurrir a otras comunidades, así que, aseguró Sierra-Sesemuga, urgía encontrar una solución en el menor plazo posible. 'Se halló en la reconversión de una de las dos industrias de subproductos existentes en Vizcaya en planta transformadora de todos los productos MER generados en la comunidad autónoma vasca, tanto de los cadáveres como de los despojos de los mataderos'.
La planta 'transforma el material en harina para su posterior incineración en las plantas cementeras vascas. La segunda industria se especializará en la transformación de los productos no MER generados en los mataderos y en las industrias cárnicas', explicó. [El pasado 12 de enero, Cementos Lemona realizó una experiencia piloto y quemó 18 toneladas de harinas procedentes de restos bovinos; en las tres jornadas sucesivas se incineraron un total de 42 toneladas].
Desde comienzos del presente mes, la planta transformadora de los MER recibe los cadáveres de ovino, caprino, porcino, aves y conejos y a partir de mañana aceptará también bovino y equino. Un veterinario habilitado por el Departamento de Agricultura supervisará el cumplimiento de la normativa. El proceso de recogida, transformación e incineración tendrá un coste anual de más de cien millones de pesetas.
En 1999, el Departamento de Agricultura retiró 569 vacas, 818 terneros y 898 caballos, entre otros animales.
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