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Pinochet declara por primera vez ante un juez por delitos cometidos en su dictadura

Así, el interrogatorio al principal inculpado de estos crímenes quedó 'cumplido, agotado y terminado', dejando el camino libre al juez Guzmán para volver a someterlo a proceso criminal.

Guzmán llegó retrasado al interrogatorio porque un grupo de partidarios de Pinochet cambió las señales de las calles, por lo que el magistrado se extravió. Si bien el juez estuvo cerca de dos horas y cuarto en el interior de la residencia del ex dictador en Santiago, el interrogatorio sólo duró 30 minutos. El resto del tiempo, tanto Guzmán como los funcionarios que lo acompañaron se las debieron de ingeniar para hacer funcionar la impresora con la que se documentó la transcripción del interrogatorio. En medio de esas gestiones, trascendió, Guzmán y Pinochet habrían hablado cordialmente de generalidades como el tiempo en Bucalemu, donde se encuentra la residencia costera del ex jefe militar, y nada relacionado con el proceso.

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El único momento de tensión se habría vivido al final de la estancia de Guzmán, cuando se encontró con la esposa del acusado, Lucía Hiriart, quien le habría hecho un par de comentarios que un testigo calificó de 'agresivos'.

El movimiento en la residencia de Pinochet comenzó muy temprano, cuando hasta ese lugar llegaron sus abogados Gustavo Collado y Miguel Alex Schweitzer, además del portavoz de la familia, el ex general Guillermo Garín. Exactamente a las 10.03 de la mañana (hora local), el juez Guzmán ingresó por la puerta de servicio. Abogados y médicos no tuvieron acceso al salón donde se registró el interrogatorio, por lo que por uno o dos minutos estuvieron a solas Guzmán y Pinochet. Luego ingresaron las dos funcionarias judiciales y se cerraron las puertas.

Tras las preguntas de rigor, como nombre, edad, número de identidad y domicilio, el juez Guzmán le hizo a Pinochet 15 preguntas clave que ya figuraban en el exhorto que le envió a Londres en octubre de 1999 y que entonces Pinochet no respondió.

La primera pregunta estaba destinada a que Pinochet aclarara si el general Sergio Arellano Stark fue enviado como su oficial delegado a unificar criterios en los consejos de guerra al modelo que se seguía fielmente en el campo de prisioneros de Pisagua, donde cientos fueron fusilados sumarísimamente y sin derecho a defensa. De paso el juez le consulta si tiene una copia del decreto de delegación que la defensa de Arellano Stark no ha logrado localizar en los archivos castrenses.

En las preguntas dos y tres, Guzmán le preguntó a Pinochet si le explicó a Arellano cómo debía dar cumplimiento a su mandato o delegación y si a su juicio Arellano dio cumplimiento en forma acertada a dichas instrucciones. La cuarta consulta es clave. '¿Cuándo se impuso [tuvo conocimiento] de los diversos hechos, de la sustracción de detenidos de sus lugares de detención y su fusilamiento; sucesos acaecidos con motivo del viaje del general Sergio Arellano Stark, por varias ciudades...?'. Luego, Guzmán le pide que manifieste su conformidad o no con la delegación a Arellano, e inquiere quién le informó de los resultados de ésta. Después, Guzmán se concentra en una de las principales pruebas contra Pinochet, se trata del oficio que acompañó al proceso del general Joaquín Lagos Osorio, entonces jefe de la Primera División de Ejército, de fecha 30 de octubre de 1973, quien le hizo ver al ex comandante en jefe los crímenes cometidos por los hombres de Arellano en Copiapó, Antofagasta, Tocopilla y Calama.

Lo cierto es que el primer informe de Lagos Osorio, Pinochet se lo devolvió la noche del 1 de noviembre para que lo rehiciera y omitiera algunos párrafos y frases. El documento venía con borrones y comentarios de puño y letra de Pinochet, y Osorio junto con el que redactó nuevo, guardó el original.

Con dicho documento anexado a la causa, Guzmán le preguntó ayer a Pinochet: '¿Reconoce como suya la letra en la segunda hoja de dicho oficio en la escritura del texto manuscrito: 'No hubo proceso sumarísimo'?, ¿qué quiso decir con ello?'.

Falta de memoria

Luego Guzmán preguntó al ex dictador si reconocía haber realizado personalmente varios subrayados en el texto. Finalmente Guzmán realizó otra de las preguntas clave del interrogatorio. ¿Por qué quería o precisaba que se omitieran determinadas ejecuciones como realizadas por orden del general Sergio Arellando Stark o del 'Delegado CJE'?

Pinochet respondió a casi todas estas preguntas, eludiendo por falta de memoria sólo algunas como las del oficio modificado del general Lagos Osorio. También habría reconocido al magistrado que se enteró de las irregularidades cometidas por la comitiva militar y que por ello le puso fin anticipado, antes de que siguiera viaje más al norte, a Iquique y Arica, aunque no habría sido claro a la hora de explicar por qué los involucrados siguieron en el Ejército, fueron ascendidos y no se les castigó.

La incógnita

Si los escenarios posteriores al interrogatorio de Pinochet ya eran complejos, la denuncia hecha por el neuropsiquiatra dispuesto por los abogados querellantes, Luis Fornazzari, no ha hecho más que poner sobre el mapa de guerra un elemento que podría llegar a ser determinante para el caso. Fornazzari, director clínico del Programa de Neuropsiquiatría de la Universidad de Toronto, viajó a Chile a comienzos de enero para participar junto a otros siete expertos en las extensas pruebas que buscaban medir si Pinochet estaba loco o demente y, de estarlo, en qué grado de imposibilidad para someterse a un juicio. Con la confianza de que todos, incluso el perito designado por el propio Pinochet, el neurólogo Sergio Ferrer, acordaron que el ex dictador no presentaba problemas psiquiátricos imposibilitantes y que sólo podía advertirse una demencia vascular en rango de leve a moderada, Fornazzari volvió a Canadá donde el pasado viernes recibió el informe final para su firma. Dicha copia, sin embargo, no hablaba de demencia leve a moderada, sino de una 'severamente moderada', lo que a su juicio limita las posibilidades de Guzmán para sostener un potencial procesamiento criminal. Lo que vendrá tras el interrogatorio de ayer a Pinochet girará se quiera o no alrededor de la validez o no del informe, pues hasta el perito adjunto de la defensa, el neurólogo Sergio Ferrer, asegura que él firmó una copia en la que aparecía un diagnóstico de 'demencia leve a moderada' y no el extraño 'de severidad moderada'.

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