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El 'lobby' judío se suma al acoso a Fischer por su pasado extremista

Pilar Bonet

Tras la comparecencia de Fischer ante el tribunal de Francfort que juzga al terrorista Hans-Joachim Klein, las acusaciones contra el ministro se han hecho más virulentas. Dos influyentes miembros del lobby judío alemán han tomado posiciones críticas respecto a Fischer, circunstancia que no es baladí en un país con la historia y las susceptibilidades de la República Federal Alemana. El historiador Michael Wolffsohn, un profesor en la academia del Ejército de Múnich, pidió la dimisión de Fischer el domingo en El show de Sabine Christiansen, la tertulia estrella de la primera cadena de la televisión alemana. Wolffsohn argumentó que el ministro resulta un mal ejemplo para la lucha contra la violencia de extrema derecha y que, de permanecer en su puesto, podría pensarse que un cabeza rapada de hoy puede llegar a ser ministro de Exteriores en un par de décadas. El profesor, hijo de judíos alemanes emigrados a Israel tras el holocausto, ha dirigido una carta a Fischer exigiéndole la dimisión.

Por su parte, el vicepresidente del Consejo Central de los Judíos, el democristiano Michel Friedman, ha advertido al presidente del Bundestag, Wolfgang Thierse, contra la banalización del pasado de Fischer. En nombre de la lucha contra la extrema derecha, Friedman ha rechazado 'el uso de la teoría de la relatividad' para quitar hierro a la situación del ministro. El socialdemócrata Thierse había opinado que un cabeza rapada de hoy puede llegar a ser ministro de Exteriores dentro de 20 años, y sus afirmaciones no encontraron comprensión en el vicepresidente del Consejo Central de los Judíos alemanes ni tampoco en medios próximos al ministro, que consideran desafortunada la comparación, ya que, a su juicio, la Alemania de los años setenta era un país menos democrático que el Estado actual.

En la misma tertulia donde participaba Wolffsohn, los ataques contra Fischer se ampliaron a su colega Trittin. El acusador fue Michael Buback, el hijo del fiscal general Siegfried Buback, asesinado por los terroristas del grupo Fracción del Ejército Rojo (RAF) en 1977. Buback manifestó que Trittin se había negado a distanciarse de una 'necrológica' en la que se expresaba alegría por la muerte de su padre, firmada por una asociación de estudiantes a la que el actual ministro pertenecía. Michael Buback dijo que en su viaje en tren a Berlín se había encontrado con Trittin y le había preguntado si se había distanciado de aquel texto. Buback dijo que Trittin le habría respondido: '¿Por qué debería hacerlo?'.

Un portavoz del Ministerio de Medio Ambiente aseguró que Trittin jamás había firmado la necrológica en cuestión. Trittin, por su parte, llamó al hijo del fiscal, condenó el atentado y aseguró no haber tenido nada que ver con la necrológica. Sin embargo, las palabras del hijo del asesinado estaban ya en la calle, las sospechas en las mentes y los medios de comunicación tenían un viejo-nuevo tema: el pasado de Trittin, no menos revolucionario que el de Fischer.

Por si fuera poco, la revista Focus aseguró que Fischer, en contra de lo que éste sostiene, dio cobijo a una terrorista en su casa de Francfort en 1973. El semanario se basa en las declaraciones de la terrorista de la RAF, Margrit Schiller, quien en sus memorias dice haberse alojado unos días en casa de Fischer, y su amigo Daniel Cohn-Bendit en 1973. Tras el testimonio de Schiller, Fischer ha sido denunciado por perjurio ante el tribunal de Francfort donde prestó declaración la semana pasada.

Acelerón para Europa

El canciller federal alemán, Gerhard Schröder, ha asimilado las ideas de Fischer sobre la necesidad de una mayor integración en Europa, como puso de manifiesto el seminario organizado por la fundación Bertelsmann en Berlín. Allí, Schröder manifestó que la 'nueva cualidad' de las relaciones franco-alemanas en una UE ampliada 'puede estar en fortalecer la Europa integrada y no la Europa intergubernamental'. Y agregó que estas ideas desempeñarán un papel en la cumbre bilateral en Estrasburgo a fin de mes. Schröder abogó por reforzar la comisión de la UE y por aprobar una Constitución europea en el 2004. Las ideas no eran nuevas, pero el hecho de haberse pronunciado sin reservas a favor de 'más Europa', el tomar la iniciativa de formular un programa constitucional y ponerle fecha para el 2004 (Fischer preveía un plazo más largo de hasta 10 años) indican que Schröder está decidido a asumir el liderazgo de un proyecto europeo en armonía con la política clásica de la República Federal de Alemania e incluso a acelerarlo. Y tan seguro está de su vocación europea, que es capaz de exponerla, para contagiársela a Francia, sin que le acusen de pretensión hegemónica.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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