Rusia, 'basurero nuclear' del planeta
La Duma aprueba reformas para importar peligrosos residuos nucleares, un negocio de 3,6 billones de pesetas
Apoyo del Nobel de Física
Los lugares más contaminados del mundo por residuos radiactivos están en Rusia, país que ya es calificado por numerosos ecologistas como un basurero nuclear. Y el problema es que el Estado no tiene dinero para luchar contra esta lacra. Esta realidad podría explicar por qué la Duma Estatal, la Cámara baja del Parlamento, aprobó por mayoría un paquete de modificaciones legales que permiten la importación de residuos nucleares.El raciocinio de los impulsores de la reforma legal -guiada por el cinismo o el pragmatismo- se resume en la siguiente fórmula: "Si de todas maneras ya somos un basurero nuclear, importemos más basura para al menos ganar dinero que nos permita paliar los efectos de nuestras propias actividades atómicas".
La población en contra
Esta idea la declaró sin tapujos el ministro de Energía Atómica, Yevgueni Adámov, quien aseguró que el dinero que se obtenga de la importación de combustible nuclear utilizado (CNU) servirá para construir plantas de reprocesamiento y depósitos, algo vital para Rusia, ya que los que tiene están repletos. Además, otra parte del dinero será destinada a proyectos de saneamiento de las zonas contaminadas por más de medio siglo de actividad atómica en Rusia.
Robert Nigmadulin, diputado del Comité de Ecología de la Duma Estatal y uno de los autores de la reforma que permite la importación de CNU, explicó a sus colegas que los 20.000 millones de dólares (unos 3,6 billones de pesetas) que piensan obtener trayendo residuos nucleares a Rusia en los 10 primeros años irán al presupuesto estatal, a modernizar la industria atómica, a desarrollar nuevas tecnologías, incluida la construcción de modernos depósitos, y a solucionar problemas ecológicos.
Entre los defensores de la reforma de la Ley de Defensa del Medio estuvo el hoy diputado comunista Yegor Ligachov, que en tiempos de Mijaíl Gorbachov fue el número dos de la URSS. "En el extranjero los empresarios estadounidenses hacen llamamientos para impedir que Rusia ingrese en el mercado de combustible nuclear utilizado. Nosotros traemos el combustible usado en las centrales nucleares que hemos construido . Ahora debemos importar también de otros países".
El grupo liberal Yábloko fue el único contrario a esta medida. "Ustedes defienden los intereses estadounidenses", espetó el ex primer ministro soviético Nikolái Rizhkov a Serguéi Mitrojin, el encargado de explicar la posición de Yábloko. A lo que éste respondió de inmediato: "Los que aprueban la nueva ley son los que defienden los intereses de EE UU". Tanto los defensores de esta reforma como sus detractores presentan a EE UU como el malo de la película, pero es sintomático que Yábloko votara en contra, no por oponerse a la importación de CNU, sino por la falta de control sobre el dinero que ese negocio generará.A favor de la reforma legal intervino un grupo de influyentes científicos encabezado por Jaures Alfiórov, uno de los premiados con el Nobel de Física este año, además de los trabajadores de la industria nuclear, que formaron un piquete a las puertas de la Duma el día de la votación. Los diputados se negaron a escuchar a los que están en contra de la importación de CNU. Estos consideran que, primero, no brindará a la industria atómica los beneficios que prometen y, segundo, que representa un peligro real para el país. Ni el presidente de la Inspección Estatal Nuclear, Yuri Vishnevski, pudo intervenir.
Para Vishnevski, la decisión de importar CNU es una locura, ya que Rusia no cuenta con plantas y tecnologías adecuadas para regenerar el combustible nuclear. Tampoco posee depósitos con capacidad suficiente.
El único depósito en Rusia donde, según Vishnevski, se puede almacenar CNU está en la ciudad de Zheleznogorsk, en la provincia de Krasnoyarsk. Su capacidad es de 6.000 toneladas de CNU y estará repleto en uno o dos años. Para construir otro, no sólo se necesita el permiso de las autoridades locales, sino multimillonarias inversiones.
La importación de CNU será una verdadera pesadilla para Rusia. Le provocará dolores de cabeza e intensificará su condición de basurero nuclear. La tecnología para reprocesar el CNU exige que éste antes "descanse" entre 10 y 25 años. Para colmo, durante el reprocesamiento el volumen de residuos se multiplica.
Desde que se comenzó a emplear la energía nuclear se han producido unas 220.000 toneladas de CNU, de ellas unas 14.000 se encuentran en Rusia. Esta cifra está creciendo en el mundo a un ritmo alarmante: más de 10.000 toneladas por año.
El CNU contiene grandes cantidades de las sustancias radiactivas más peligrosas que existen en el planeta, además de plutonio que puede utilizarse para construir bombas atómicas. Todavía ni una sola de esas cientos de miles de toneladas de CNU ha sido puesta en un depósito definitivo, porque no existe tal planta en ninguna parte del mundo.
Rusia estudia construir estos depósitos. Hay cuatro candidatos: Zheleznogorsk (provincia siberiana de Kranoyarsk), proyecto que EE UU apoya; Mayak (provincia de Cheliábinsk, en los Urales del Sur); Nóvaya Zemliá (isla en el Ártico que ha servido de polígono nuclear en la época soviética), y la península de Kola (provincia de Múrmansk, en el noroeste del país). El primero y el último serían depósitos profundos en el granito; también podrían ubicarse en zonas de terrenos congelados (permafrost).
A pesar de los problemas que plantea la importación de CNU, la mayoría de los especialistas no ven alternativa y prefieren ignorar la opinión de la inmensa mayoría de los rusos. Una encuesta del centro de investigaciones Romir muestra que el 93,5% se opone a importar "materiales nucleares para guardarlos, enterrarlos o reprocesarlos".La Comisión Electoral Central conocía estos ánimos y por eso rechazó cientos de miles de firmas recolectadas por los ecologistas para obligar al presidente Vladímir Putin a convocar un referéndum sobre la importación de CNU.
La industria nuclear rusa atraviesa una aguda crisis: no hay financiación estatal, las empresas nacionales no pueden pagar lo que realmente cuesta reprocesar el CNU, y los países que antes pertenecían al campo socialista, donde la URSS construyó centrales atómicas, están renunciando a enviar el combustible utilizado a la planta de Mayak, la única que funciona en Rusia. Pero está perdiendo sus clientes.
Con la importación de CNU de Asia, América y Europa (los rusos piensan que 14 países son clientes potenciales, entre ellos España), se les podrá dar nueva vida a Mayak y a la industria nuclear en su conjunto. Alexéi Lébedev, director de proyectos de Tejnasbexport, la firma que lleva los negocios internacionales del Ministerio de Energía Atómica, resume así el negocio: "Entrar en los nuevos mercados de CNU significa posibilidades tecnológicas suplementarias, nuevos puestos de trabajo y desarrollo de la energía atómica. También jugosos contratos en las ramas anexas. Por ejemplo, para recibir los contenedores especiales que llegarán por mar habrá que equipar terminales de carga en los puertos".
Lo más probable es que el CNU importado sea llevado a Mayak o a Zheleznogorsk para su almacenamiento provisional. Es muy posible que al principio llegue a Mayak, que es donde funciona la única planta de reprocesamiento, con una capacidad de 400 toneladas anuales, aunque en los últimos años ha desarrollado la mitad de su potencia.
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