Cataluña y Madrid concentran la mitad de los centros de cuidados paliativos españoles
El Sistema Nacional de Salud quiere extender la atención a todos los enfermos terminales
Mejorar la calidad de vida de todos los enfermos terminales españoles y asegurarles el derecho legal a unos cuidados paliativos son objetivos de las bases del Plan Nacional de Cuidados Paliativos aprobadas el lunes pasado por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. En España existían en febrero 208 dispositivos de cuidados paliativos, que atendían 23.000 personas al año. De ellos, 110 se encuentran en Madrid y Cataluña. "Esta desigualdad territorial y la falta de cobertura a toda la población constituyen un problema", afirma el texto aprobado.
Este desigual reparto de los recursos provoca "grandes desigualdades", en palabras de Antonio Pascual, presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos. Pero ni siquiera en las comunidades mejor dotadas la atención es suficiente, recalca Pascual. El objetivo debe ser facilitar que "el acceso a estos nuevos cuidados sea semejante sin distinción de territorio, recursos económicos o información", señala el Ministerio de Sanidad.El plan hace hincapié en la incidencia del cáncer en España, con más de 90.000 fallecimientos anuales. También señala que en los próximos años aumentará el número de pacientes con sida, enfermedades crónicas y degenerativas y el número de pacientes geriátricos.
Su "meta fundamental es dar calidad de vida al paciente y a su familia sin intentar alargar la supervivencia". Entre sus principios está que "a menos que el paciente decida otra cosa, reciba adecuado tratamiento del dolor, incluso si este tratamiento tiene como efecto secundario el acortamiento de la vida".
A este respecto, Pascual señala que el consumo de opioides, como la morfina, es en España muy bajo (10 kilogramos por millón de habitantes y año, la mitad que en el Reino Unido). El documento del Consejo Interterritorial reconoce que "ha existido cierta resistencia al uso de opioides por parte de los médicos", y que "también ha existido resistencia por parte de la Administración a facilitarlos", aunque "esta resistencia ha disminuido".
El apoyo a la familia es otro de los aspectos en los que incide el documento. El plan prevé una intervención específica no sólo ante las dificultades prácticas de atención al enfermo, sino en sus necesidades emocionales y ante el riesgo de duelo patológico o de que el cuidador claudique en su tarea. También se tiene en cuenta su labor cuando se señala que en los hospitales "el paciente terminal requiere la presencia y cuidados de la familia sin restricciones horarias".
Entre los beneficios de este plan, tanto para el resto del sistema sanitario como para la calidad de vida de los enfermos, el Ministerio indica que con las unidades de cuidados paliativos se consigue que el 60% de los enfermos de cáncer mueran en casa (frente al 67% que lo hace en un hospital si no cuentan con este servicio). También disminuye su estancia media hospitalaria (8 días en vez de 17) y el número de veces que acuden a urgencias, que puede caer hasta en un 75%.
Un índice de calidad
El dolor es uno de los problemas más frecuentes en los enfermos terminales, por lo que el éxito en combatirlo es un índice de la calidad del sistema sanitario, afirma Antonio Pascual, presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos.
Entre los calmantes más eficaces figuran los opiáceos como la morfina, un medicamento ante el que existe una "cierta prevención", según Pascual.
Este reparo "no está justificado", y se debe al "desconocimiento, a los mitos y miedos de la gente y parte de los profesionales", señala el experto. "Para nada acorta la vida" de quien la toma, afirma.
También el Plan de Cuidados Paliativos del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud incide en el uso de estos medicamentos. El texto aprobado el lunes señala que el "consumo de opioides potentes" servirá para evaluar la eficacia del plan.
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