Bloqueo pesquero

Marruecos lleva dos décadas utilizando la misma estrategia negociadora con la UE para la renovación de los acuerdos de pesca: esperar hasta última hora para hacer su oferta final. Las reuniones técnicas son interminables, y sólo se desbloquean con decisiones políticas. Pero los Quince han puesto fecha límite a este toma y daca que dura ya más de doce meses: fin de año. El comisario de Agricultura y Pesca dispone de ese tiempo para forzar un acuerdo con Marruecos. El mismo que tiene Rabat para decidirse. De no conseguirse un acuerdo, la salida será la reordenación de la flota pesquera española y la búsqueda de otros caladeros.Marruecos pretende seguir utilizando la pesca como un instrumento para lograr mayores concesiones en su política de acercamiento a la UE, así como compensaciones económicas. Pero no tiene argumentos técnicos ni científicos para bloquear la actividad de la flota comunitaria, como sucede en el caso de los pesqueros andaluces, confinados en sus puertos desde hace más de un año. Rabat argumenta que tiene sus caladeros esquilmados para limitar cada año las pesquerías españolas, número de barcos, periodos o zonas de pesca. Pero se ha negado sistemáticamente a que científicos comunitarios hagan estudios de esos caladeros. Y mientras la flota española se halla en paro, Rabat ha suscrito acuerdos con algunos países asiáticos, como Corea y Japón.

Bruselas forzó tarde las reuniones con Rabat, pero está adoptando una portura de firmeza ante Marruecos y se ha alineado a favor de la flota española, aunque los compromisos para reordenar el sector, en caso de llevarse a la práctica, deberán concretarse en los próximos meses. El acuerdo con Marruecos será caro para la UE. Se calcula que supondrá unos 20.000 millones de pesetas anuales en concepto de ayudas, más otros 2.500 millones de canon que deberán pagar los armadores. Si finalmente no hay acuerdo, la inevitable reconversión del sector necesitará una financiación más cuantiosa: unos 60.000 millones de pesetas sólo en fondos comunitarios. Es la opción que contemplan como más probable los negociadores europeos, así como la flota pesquera andaluza, más afectada por la actual situación de bloqueo.