Eduardo Mendoza y Miguel Narros llevan a escena una tragedia de Arthur Miller

Con los actores Sancho Gracia y Ana Marzoa al frente del reparto, Panorama desde el puente, la obra de Arthur Miller que ha adaptado Eduardo Mendoza y que ha dirigido Miguel Narros, se estrena hoy en el teatro Calderón de Valladolid. Escrita en 1955, la obra narra la guerra de pasiones que rodea la ya complicada vida de Eddie Carbone (Sancho Gracia), un inmigrante ilegal en Estados Unidos. Tras su presentación en Valladolid, la compañía de Narros viajará con este drama de Miller a Canarias y, desde allí, al teatro Albéniz de Madrid.

Es la segunda vez que Miguel Narros colabora con Eduardo Mendoza. Primero fue El sueño de una noche de verano y ahora Panorama desde el puente, una obra escrita en un momento delicado de la vida de Miller y que está marcada por la complejidad de los personajes. "Miller escribió el texto precisamente cuando era investigado por el Comité de Actividades Antiamericanas del senador Joseph McCarthy. La caza de brujas estaba en pleno apogeo y Miller había sido denunciado por el que fuera su gran amigo, el director de cine Elia Kazan", señala Narros. Para Narros, esta obra es una tragedia en la que Miller pone en práctica las normas del teatro clásico, "donde los personajes están acompañados por un coro y un corifeo".La historia del emigrante Carbonne, que se enamora de la sobrina a la que mantiene junto a su mujer y sus hijos, sirve a Narros para presentar un montaje "capaz de absorber la atención del espectador por la precisión de sus diálogos, el interés humano de las situaciones que plantea y por la propia calidad del texto de Miller".

Eduardo Mendoza, traductor de la obra por encargo de Miguel Narros, afirma que su primer contacto con la obra se remonta a 1961, tras ver la película que adaptó Sydney Lumet con Raf Valone en el papel del duro emigrante. Para Mendoza, la obra (de un fuerte contenido social), además de poner sobre la mesa la vigencia del drama de la emigración, "refleja las relaciones de los emigrantes entre sí y la forma en que su condición de ciudadanos de segunda categoría condiciona su conducta familiar, sus afectos y su sentido ético". Mendoza estima igualmente que, a pesar de su medio siglo de existencia, Panorama desde el puente mantiene vivos su lenguaje y concepción teatral. Para el escritor, la obra de Miller evoca imágenes en blanco y negro, voces de antiguas radios a lámparas o música de gramola. "Son precisamente esas peculiaridades, que la sitúan en una época concreta, las que le dan al mismo tiempo el carácter intemporal y universal propio de las obras clásicas. El desafío de la versión estaba en encontrar un lenguaje que mantenga el estilo directo, casi brutal, de Miller, pero sin ignorar la pátina que el tiempo le ha prestado".

Sancho Gracia, que regresa a los escenarios tras cuatro años de ausencia para hacerse cargo, junto a Ana Marzoa, del peso de la obra, coincide con Narros y Mendoza en la vigencia del argumento, pero añade un elemento de experiencia propia, ya que, según cuenta, emigró con 12 años a Estados Unidos y su viaje en busca de fortuna fue una "larga travesía hacinado en un barco".