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SEGURIDAD ALIMENTARIA

La UE prohíbe las harinas cárnicas para frenar la extensión de las 'vacas locas'

Los ministros de Agricultura confirman la retirada del consumo de reses adultas no testadas

Gabriela Cañas

Europa dejará de usar a partir del próximo enero, durante seis meses, las harinas animales. Los ministros de Agricultura reunidos ayer en Bruselas aprobaron esta medida con una excepción: las harinas de pescado. Es una pequeña concesión que sólo afecta al 3% de las harinas cárnicas producidas en Europa. Los Quince confirmaron también la prohibición de que entren en la cadena alimenticia las vacas de más de treinta meses que no hayan superado la prueba de la encefalopatía. También acordaron compensar al sector por las consecuencias económicas de esta extraordinaria crisis alimentaria.

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Las harinas de carne y hueso de animal estaban prohibidas sólo para los rumiantes por una directiva comunitaria de 1994. A partir de comienzos del próximo enero, también lo estarán para el resto de los animales de granja que van a parar al consumo humano: cerdos, peces y aves de corral. En principio, ningún informe científico indica que tales harinas sean peligrosas para estas especies, pero el posible fraude cometido en Europa, donde se ha seguido alimentando a las vacas con estas harinas de engorde, ha llevado a la UE a decantarse, finalmente, por tan drástica medida.España defendió desde el principio que lo importante era retirar de la elaboración de las harinas sólo la carne de vaca. Finalmente, los ministros sólo han aceptado admitir las harinas de pescado. ¿Por qué? Porque es difícil distinguir en una harina cárnica si entre su materia prima hay carne de pollo, de cerdo o de vaca. En cambio no hay tal problema con la de pescado. Importantes países productores de estas harinas, como Dinamarca, lograron así un respiro.

A nivel europeo, la excepción no supone gran cosa. En Europa se producen tres millones de toneladas de harinas de carne. De ellas, sólo 100.000 toneladas son de pescado. La mayor parte de lo que se consume en la UE (400.000) ha de venir, por tanto, de la importación.

Alemania y Finlandia fueron los dos únicos países que votaron en contra de esta prohibición con excepciones. Alemania, que al igual que Francia ha decretado una prohibición total (incluidos los animales de compañía), consideró que la medida era demasiado tímida. Finlandia, por el contrario, la consideró excesiva. Pero la mayoría se impuso. Y, con ella, un vuelco para la ganadería europea.

Hubo más excepciones. Los productores de harinas animales podrán utilizar las gelatinas de los no rumiantes para dar sabor a la harinas vegetales y el fosfato bicálcico, que puede ser obtenido del hueso de la vaca, ya que no se considera peligroso.

Otra de las grandes medidas propuestas por la Comisión Europea (CE) y que ayer salió adelante fue la de retirar de la cadena alimenticia a todas las vacas adultas (de más de 30 meses) sacrificadas que no superen la prueba de detección del prion de la encefalopatía espongiforme bovina o mal de las vacas locas. Mientras los países no generalicen de forma sistemática estos controles, toda esa carne (625.000 toneladas al año en la UE) debe ser destruida "garantizando el respeto por el medio ambiente y la salud pública" o dejar que las reses sigan pastando. Esta medida deberá ser formalmente ratificada el 12 de diciembre por el Comité de Gestión de Carne Bovina y entrará en vigor en enero. A partir de esa fecha, pues, aumentarán considerablemente las garantías para el consumidor, al que sólo le llegará carne de vaca joven, que no ha desarrollado la enfermedad o de vaca adulta previamente analizada. Para destruir toda la carne procedente de las reses adultas, la CE ha previsto ayudas de 140 millones de euros (23.294 millones de pesetas) por cada 100.000 toneladas de carne. El 70% del coste correrá a cargo de las cuentas comunitarias y el 30% restante a cargo de cada país.

Hubo acuerdo también en obligar a la destrucción de los intestinos de las vacas, considerados a partir de ahora tan peligrosos como los sesos, los ojos o el bazo. Y eso a pesar de las protestas del ministro italiano, Alfonso Pecoraro Scanio, que aseguró que esta medida va a afectar enormemente a países como España o Italia donde hay una enorme tradición de producción de embutidos no industriales.

El ministro español de Agricultura, Miguel Arias Cañete, -que ayer aseguró que los españoles pueden comer vacuno con tranquilidad porque el 95% de la carne que se come es de reses de entre 8 a 14 meses- pidió una intervención inmediata para compensar a un sector que sufre ya las consecuencias de la crisis. El comisario europeo de Agricultura, Franz Fischler, propuso a este respecto un alza de los avances pagados por las primas de los bovinos, que deberían pasar del 60% al 80% con carácter de urgencia "a fin de aligerar la presión financiera que pesa sobre los productores de vacuno".Los ministros discutieron también sobre la manera de sustituir ahora en toda Europa los piensos fabricados con despojos cárnicos por otros de origen vegetal. Dado que los acuerdos comerciales impiden de momento aumentar la producción europea de granos de colza, girasol y soja, se acaricia la posibilidad de aumentar de forma importante la producción de proteaginosas, como las habas, los guisantes, los altramuces, los garbanzos, los yeros o las lentejas.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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