Política exterior y Andalucía
Teófila rectifica
La capacidad de influencia del Gobierno español en materia de política exterior ha quedado en evidencia no ya en los grandes asuntos que marcan tradicionalmente la diplomacia hispana, como pueden ser la construcción europea, la política de defensa y las relaciones con Estados Unidos, sino más bien en cuestiones más prosaicas, si se quiere, que tienen como sujeto pasivo a Andalucía.Las negociaciones para la renovación de un nuevo tratado de pesca con Marruecos y la permanencia del submarino nuclear Tireless en Gibraltar han puesto, en esta ocasión, a prueba el escaso peso que parece tener nuestro país en el concierto internacional para resolver aquellas cuestiones que atañen a nuestros intereses más inmediatos.
Esta semana se ha de celebrar un nuevo encuentro negociador UE-Marruecos. Esta vez será en Rabat, sin que haya la más mínima esperanza de que se vaya a desbloquear la situación, a no ser que se implique de una forma más directa e interesada el comisario europeo Franz Fischler. Sus evoluciones en este tema difieren notablemente de la entrega que puso en conseguir un nuevo acuerdo, tiempo atrás, la añorada Emma Bonino.
Además, se está inoculando, tal vez con aviesa intención, un mensaje sobre lo inevitable de una reconversión o desaparición total de la flota ante la posibilidad de un entendimiento con el vecino país. Pero para aquellos que se aficionan a vender esta idea, cargada de resignación y fatalismo, conviene recordar aquí que el mismo Consejo Económico y Social del Estado ha determinado recientemente, tras un pormenorizado estudio, que resulta esencial para nuestra economía la continuidad de la actividad pesquera, por la riqueza que genera, lo que obliga, por tanto, a hacer el esfuerzo necesario para tratar de conseguir un nuevo acuerdo.
Otro aspecto que está suponiendo todo un desafío para la política exterior del Gobierno de José María Aznar es el relativo a la estancia del submarino en la colonia de Gibraltar. Lo quiera o no el presidente del Ejecutivo, se trata de una preocupación que está a flor de piel de los habitantes de una zona hartos ya de soportar todo tipo de desconsideraciones. Aunque aquí cabe anotar alguna novedad, como resulta ser el sustancial cambio de actitud de la presidenta regional del PP, Teófila Martínez, quien se ha unido a última hora a la petición ya unánime para que se marche cuanto antes el sumergible. Ahora, lo que hace falta es que la Plataforma Anti Submarino y los propios alcaldes de la comarca la inviten expresamente para que encabece la próxima manifestación, recobrando así la alcaldesa gaditana su vieja estampa reivindicativa, con pañuelito incluido al cuello. Claro que sería necesario que la edil avisara con la antelación debida a sus correligionarios sobre su cambio de posición, para que no ocurra como con los populares de Granada que, en el pleno de la corporación de la capital celebrado la semana pasada y siguiendo consignas anteriores, se abstuvieron a la hora de reivindicar la marcha del submarino.Pero será la celebración del congreso regional del PSOE de Andalucía el tema político que acaparará buena parte de la atención de los próximos días. El secretario general, Manuel Chaves, aprovechará estas jornadas para realizar consultas tanto con los cabeceras de delegación como con los secretarios provinciales. Todos están pendientes de cómo va a resolver su deseo, ya expresado en su recorrido por las distintas agrupaciones, de no renunciar al equipo de dirigentes socialistas que le ha posibilitado ganar elecciones y estabilizar su partido, con el deber surgido tras el último congreso federal de aplicar el cambio tranquilo que preconiza el nuevo secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero.
Todo ello, para algunos, se puede reducir a establecer si finalmente caerá o no el secretario de Política Institucional, José Caballos, y otros dirigentes pero, en todo caso, lo que queda claro es que Chaves tendrá que diseñar una ejecutiva regional más reducida en número que la actual, con nuevas áreas, en paralelismo con la federal, y que cumpla escrupulosamente el criterio de la paridad de sexos.
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