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¿Qué hacemos con las reses muertas?

Luis Gómez

El pesimismo es un hecho entre los ganaderos gallegos, que temen las repercusiones en el mercado sobre la prestigiosa ternera del país. Y al pesimismo se une el desconcierto, patente desde que se supo la noticia de lo sucedido en Carballedo. ¿Qué hacemos con una vaca si se nos muere uno de estos días?, preguntan a los veterinarios, a sus asociaciones, a los mismos tratantes.Precisamente ayer, el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, anunció en Segovia que el Gobierno pondrá en marcha una red de retirada de las reses muertas en granjas para que sean analizadas e incineradas. La nedida pretende paliar los elevados costes que supone este proceso para los ganaderos, estimados por la UPA en unas 75.000 pesetas.

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"Ahora vivimos en medio de una psicosis de vacas locas", reconocía un veterinario gallego. "Ayer tuve tres llamadas de tres ganaderos asustados porque creían que su vaca podía tener el mal. En realidad se trataba de casos leves que respondieron al tratamiento, pero ya las querían mandar al matadero. No quieren que se les muera en la explotación".

Los ganaderos se sienten indefensos y además confusos. Desde el cielo les ha caído una plaga en forma de directivas comunitarias, reales decretos, órdenes ministeriales que realmente no saben cómo cumplir.

Los ganaderos se encuentran con que deben desterrar todas las prácticas del pasado y esa es una realidad especialmente difícil en un territorio como Galicia repleto de pequeñas explotaciones, donde la vaca llega a ser casi un miembro de la familia, con derecho incluso a ser conocida por su nombre.

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