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Las viejas centrales nucleares del Este se convierten en una amenaza para la UE

Una instalación checa genera tensiones con Austria que dificultan la ampliación de la Unión

Gabriela Cañas

Europa Occidental considera una amenaza común los viejos e inseguros reactores de algunos países del centro y el este europeo. Pero ahora la UE dispone de una baza poderosa: las negociaciones para su ampliación. Gracias a ellas, Lituania, Eslovaquia y Bulgaria ya se han comprometido a cerrar algunos reactores. El último conflicto ha surgido con el funcionamiento, aún en pruebas, de la central checa de Temelín, a 50 kilómetros de Austria. Aunque cumple los estándares de seguridad occidentales, Austria mostró la semana pasada su estrategia de dificultar a los checos la adhesión.

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Chernóbil en el horizonte

El pasado sábado Temelín sufrió una parada automática y rutinaria, y volvieron a aflorar los resquemores en Austria.Entre 1991 y 1999 la UE asignó 152.000 millones de pesetas al esfuerzo para mejorar la seguridad nuclear en Europa Central y Oriental y los nuevos países independientes de la ex URSS. Pero las inversionesse acrecientan cada año, para mejorar instalaciones, ayudar a construir reactores más seguros y a buscar energías alternativas.

La seguridad se ha incluido en la agenda de negociaciones de la ampliación de la UE como asunto prioritario y ya hay resultados positivos. El primero fue un acuerdo con Lituania y Eslovaquia para cerrar varias unidades atómicas antiguas o tipo Chernóbil, consideradas peligrosas. Poco más tarde se consiguió lo propio con Bulgaria, con su central de Kozloduy.

A cambio, estos tres países han conseguido más ayudas financieras. Eslovaquia recibirá como mínimo 25.000 millones de pesetas antes de 2007, y Lituania 27.500. La CE les ha ofrecido un paquete de asistencia plurianual de otros 33.000 millones de aquí a 2006. Dinero siempre estará condicionado al cumplir los compromisos.

En los otros cuatro países candidatos con plantas nucleares (Rumania, Eslovenia, Hungría y República Checa) hay reactores atómicos tanto de diseño occidental como soviético, que tienen mejores niveles de seguridad pero mejorables y reciben ayuda comunitaria. Destaca la mala situación de la central rumana de Carnavoda, de diseño canadiense, por problemas financieros.

La chispa ha saltado por culpa de la checa Temelín, que en estos momentos los expertos consideran que tiene un aceptable nivel de seguridad. Aunque de diseño soviético, ha sido renovada por Westinghouse y su puesta en marcha en periodo de pruebas ha generado un grave conflicto diplomático con la vecina Austria, que está dificultando las negociaciones de los checos para adherirse a la UE.

Desde que en julio empezó a llegar el fuel a la central, la tormenta no ha cesado. Con la frontera bloqueada por los antinucleares, Austria ha vuelto a paralizar en Bruselas las negociaciones de ampliación. La postura austriaca es pedir una estandarización de seguridad nuclear para toda Europa, cosa que no existe, y que Temelín presente un informe de impacto ambiental. "Mientras, no negociaremos el capítulo nuclear", dice un portavoz austriaco.

"Temelín es una central segura", declara a EL PAÍS el embajador checo ante la UE. Libor Secka. "Pero queremos dejar claro que si el estándar europeo decretase que no cumple los requisitos, haremos lo necesario para que se cumplan o se cierre la planta".

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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