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Las FARC rompen las negociaciones con el Gobierno colombiano

El proceso de paz que desde hace dos años mantiene el Gobierno con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) quedó congelado ayer cuando todo el país esperaba que se abriera por fin el debate sobre un alto el fuego. "Sólo hasta tanto el presidente y su Gobierno aclaren al país y al mundo su posición oficial frente al terrorismo paramilitar y desarrolle políticas para liquidarlos, los actuales diálogos deben ser congelados", rezaba un comunicado de los insurgentes.

Las FARC acusan al Estado y a los grupos económicos y políticos de una conspiración contra el proceso de paz cuyo eje es el Plan Colombia y la ayuda militar estadounidense. Acusan también a los altos estamentos del país de mantener un "reverencial silencio" frente a las "monstruosas matanzas cotidianas de los paramilitares" y de buscar crear una alternativa "terrorista, pro-yanki y neoliberal".La fase final de este compló, según dice el comunicado de las FARC, fue el secuestro de siete congresistas por las Autodefensas Unidas de Colombia -el principal grupo paramilitar- y la reciente visita del ministro del Interior, Humberto de la Calle, al campamento del máximo comandante de estos grupos de ultraderecha, Carlos Castaño, para lograr la libertad de los retenidos. Para las FARC, se trató de un "grotesco autosecuestro, mientras sus cómplices en el Congreso buscaban reconocimiento político para el nuevo partido fascista". La entrevista del ministro con los paramilitares, dicen, otorgó a estos grupos el estatus de interlocutores políticos. Para el Gobierno, se trató de un acto humanitario.

Muchos analistas habían advertido sobre los efectos adversos que podría tener esta visita "humanitaria" en el proceso de paz. Vaticinaron que "enredaría" el diálogo con las FARC, y hablaron de un claro chantaje de Castaño, quien, al reconocer el secuestro de los congresistas, advirtió desafiante al Gobierno: "No estamos dispuestos a soportar más la actitud equivocada en su política de negociación".

Según la revista Cambio, el jefe paramilitar recibió al ministro -quien estuvo acompañado, entre otros, por el embajador de España, Yago Pico de Coaña,- con un "aquí no va a haber paz". Después repitió todas sus quejas y reclamaciones contra los procesos de paz entablados con las FARC y con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y contra el canje de soldados por guerrilleros. El ministro, dice la revista, dio algunas explicaciones y pidió al jefe paramilitar "una oportunidad para la paz". No es la primera vez que se suspenden los diálogos de manera unilateral; lo hizo el Gobierno a raíz de un atentado con un collar bomba que erróneamente atribuyó a sus interlocutores, y lo hizo ya la guerrilla en anteriores oportunidades.

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