Agricultura descarta el riesgo de contagio en España
Medida lógica
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación aseguró ayer que en España no hay riesgo alguno de enfermedad de las vacas locas, y que las harinas con restos animales para alimentación de ganado vacuno y ovino están prohibidas desde 1994. Fuentes ministeriales sostienen, además, que desde octubre pasado Sanidad y Consumo declaró obligatoria la eliminación, en todo cadáver de res, del denominado material específico de riesgo (MER), es decir, principalmente cerebro y médula espinal. Entre los factores añadidos que Agricultura, Pesca y Alimentación destaca como favorables en el caso español figura que el sistema de fabricación de harinas es diferente al empleado en el Reino Unido o Francia: en España, según las fuentes ministeriales, "se achicharra" el material procedente de reses muertas en matadero, de tal forma que se imposibilita la transmisión. Por otra parte, aducen las fuentes, la mayor parte de la ganadería española es de carácter extensivo, es decir, que se alimenta de pastos y no de harinas. El ministerio añade que "no hay comprobación, en ningún país del mundo, de que la enfermedad se transmita por consumo de carne a las personas".
La idea del Gobierno francés de prohibir todo tipo de harina animal le parece "una medida lógica" a Juan Badiola, el máximo experto español, director del Laboratorio Nacional de Referencia de las Encefalopatías Espongiformes Transmitidas de Animales y miembro del Comité Científico de Sanidad de la UE. "Francia creía tenerlo todo controlado, y se les está yendo de las manos: así que es lógico que quieran cortar por lo sano". Badiola cree que la ausencia de casos en España puede deberse a que gran parte de las harinas están fabricadas con soja o con pescado.En opinión de este experto, la destrucción de los MER sería un camino perfecto "si se hace bien en todos los mataderos de Europa", porque, "eliminando cerebro y médula, se elimina el 90% de la infectividad, y si también eliminamos amígdalas, ojos e íleon, tendremos un 98% o 99% de garantías".
Badiola ve un problema a la larga: "Hacen falta más incineradoras, es decir, será inevitable plantearse un problema medioambiental. Las cinco incineradoras que existen en España serán insuficientes para eliminar tan ingente cantidad de material. Sé que a nadie le gusta tener una incineradora al lado, pero está claro que los consumidores son el nuevo poder en la UE: unos consumidores que no necesitan comer más, sino comer con calidad".
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