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Los mataderos tendrán hornos para eliminar las vísceras que transmiten el mal de las 'vacas locas'

Todos los mataderos vascos dispondrán de unos hornos especiales para incinerar las vísceras del ganado bovino y caprino que pueden contener la proteína prión, causante del conocido como mal de las vacas locas. Los departamentos de Agricultura, Sanidad y Medio Ambiente del Gobierno vasco han diseñado un plan, en colaboración con los mataderos, para que los crematorios estén instalados en el plazo de tres meses. Según un estudio de Agricultura, los desolladeros de Euskadi deben eliminar al año casi una tonelada de este tipo de residuos.

Prestigio de la carne

Hasta ahora, los mataderos enviaban estas vísceras a una serie de centros homologados para su tratamiento que existen en León, Galicia y Cataluña o bien los incineraban en el único crematorio especial que existe en Euskadi. Sin embargo, una nueva normativa de la Unión Europea (UE), que aumenta el número de vísceras susceptibles de ser eliminadas y reduce la edad de las reses a las que se les deben retirar, hace inviable el sistema del traslado por su elevado coste. Además, el único horno homologado (instalado en el matadero de Bilbao, donde de concentra casi la mitad de las vísceras a eliminar) tampoco puede seguir haciendo frente a toda la demanda. Así, desde el pasado 1 de octubre los mataderos y factorías de todos los estados de la UE, incluyendo los países donde hasta ahora no se ha manifestado la enfermedad -entre ellos España- deben eliminar la cabeza (incluyendo el cerebro y los ojos), las amígdalas, la espina dorsal y el íleon de los animales bovinos y caprinos de más de 12 meses de edad, que baja hasta los seis meses cuando se sacrifica animales procedentes de países donde sí se han producido casos del mal de las vacas locas, como el Reino Unido, Francia o Irlanda. El Ministerio de Agricultura ha calculado entre 4.000 y 6.000 millones de pesetas las inversiones que necesita realizar España para hacer frente a este normativa.

El director de Política e Industria Agroalimentaria, Asier Albizu, explicó a EL PAÍS que hasta que los crematorios estén instalados, todos los mataderos se han organizado logísticamente para recoger y trasladar los residuos en un transporte único. De esta forma, un camión frigorífico recorrerá las instalaciones, recogerá las vísceras (depositadas en un contenedor precintado) y trasladará los residuos al centro homologado más próximo, ubicado en la provincia de León. En total, la recogida, el transporte y el posterior tratamiento de las vísceras en León puede suponer un coste añadido para cada matadero de 2.000 pesetas por animal, lo que según Albizu es "insostenible". Por eso, el Gobierno vasco está dispuesto a financiar la mitad del gasto a cada desolladero.

La Unión Europea ofrece varios procedimientos para la eliminación de las vísceras del ganado bovino y caprino, pero el Gobierno vasco se ha inclinado desde el primer momento por el sistema del horno. ¿Por qué? "Porque las emisiones atmosféricas de las incineraciones de estas vísceras son inexistentes desde el punto de vista contaminante; porque desde el punto de vista de los costes es la solución más factible y porque es el procedimiento que exige unos controles más sencillos", indica Albizu. El estudio de costes elaborado por Agricultura prevé que con la incineración se pueda reducir el coste añadido al matadero a menos de 1.000 pesetas por aninal, frente a las 2.000 pesetas que ahora cuesta el transporte y el tratamiento fuera de la comunidad autónoma vasca."Al final", subraya Albizu, "lo que está en juego es el prestigio de la carne y no queremos que haya ninguna duda sobre la eliminación de los residuos. Hay que ser estrictos y el horno es el sistema que más futuro tiene", subraya el responsable de Política e Industria Agroalimentaria.

En Euskadi ocho mataderos sacrifican ganado vacuno y caprino de una manera importante: Bilbao, San Sebastián, Vitoria, Zestoa, Durango, Tolosa, Oñate y Laguardia, mientras que los de Llodio y Carranza realizan sacrificios de una forma puntual.

El pasado viernes el Gobierno británico hizo público el gran informe encargado para esclarecer el origen, la gestión y las responsabilidades de la epidemia de Encefalopatía Espomgiforme Bovina (EBB) o mal de las vacas locas. El estudio no establece de forma concluyente el origen del mal, asegura que existe un vínculo entre esa enfermedad y la nueva variante de la Enfermedad de Creutzfeldt-Jakobs, que afecta a los humanos, pero no puede definir la manera en que se produce la transmisión de los animales a las personas.

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