Gerardo Herrero da vida al concurso con 'Las razones de mis amigos'

La dureza del relato

La sección de brega de la Seminci comenzó ayer con dos películas vivas, lo que no es poco en el enorme cementerio de celuloide en que se está convirtiendo el cine actual. A la estadounidense Girlfight, dirigida por la debutante Karyn Kusama, le da vida su maravillosa muchacha protagonista, Michelle Rodríguez, que rompe literalmente la pantalla con su sorprendente pegada fotogénica. Y, más al fondo, en Las razones de mis amigos, Gerardo Herrero hace que el cine español entre con verdad, vigor e inteligencia en esa aludida brega, proponiendo de entrada un muy alto nivel de competición.El director se muestra muy dueño de lo que ha querido indagar en su película. Si la primera regla de oro de cualquier intento de valoración crítica de una película hay que buscarla en la lejanía o la cercanía entre lo buscado y lo encontrado, la proximidad entre búsqueda y encuentro lograda por Herrero en Las razones de mis amigos, da idea de la solvencia con que se ha elaborado. Todo lo encontrado en ella es consecuencia de una búsqueda perfectamente calculada.

Herrero contribuyó a dar luz a esta idea tras la proyección de su película: "Cuando me propuse hacer un filme partiendo de la obra de Gopegui La conquista del aire buscaba un asunto, un tema, que vi formulado de manera insuperable en el arranque de esta novela. Me interesaba hacer una película sobre la gente de ahora y no encontré mejor disparadero que éste".

"Lo que ocurre", continúa Herrero, "es que una novela es una novela y una película una película. Esto, que dicho parece una obviedad, en el trabajo cinematográfico es en realidad un asunto básico. La novela de Gopegui desencadenó una película que, escrita entre ella y Ángeles González Sinde, contiene incluso escenas que no están en el libro". La novelista, que acudió ayer a Valladolid al estreno del filme, sanciona la cuestión: "El filme tiene como punto de partida La conquista del aire, pero es otra cosa distinta e incluso con título distinto, Las razones de mis amigos, modificación que no sólo acepto, sino que me gusta, porque expresa una verdadera mutación o conversión de novela en película, de relato literario en relato cinematográfico".

Se trata de una película admirablemente construida desde su base, desde su escritura, que sigue un desarrollo gradual ascético, seco y duro, desde la concisa representación del idilio de una amistad desinteresada entre un grupo de amigos hasta la conversión de esta amistad en un nido de víboras, como consecuencia de la súbita intromisión de una llamada del dinero en ese conjunto de relaciones. También es consciente Herrero de esta seca dureza del relato que tiene entre manos y la interpreta así: "He intentado representar mutaciones vividas por gente que conozco, incluído yo. La película me concierne personalmente, está pensada desde dentro, de otra manera no la habría hecho. Lo que tiene de crítica es autocrítica".No es cine naturalista, sino metafórico. Sus diálogos a veces saben a papel, pero son celuloide. Y celuloide vivo gracias a momentos de actuación memorables, deslumbradores, de Ana Duato, Lola Dueñas y Marta Belaustegui.