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Las distancias entre cine y literatura, en un debate sobre el filme 'Plenilunio'

Muñoz Molina y Uribe hablan sobre la adaptación de la obra y el proceso creativo

Hay buenas películas basadas en libros insignificantes, malos filmes basados en grandes novelas y grandes obras del cine basadas en excelentes libros. Antonio Muñoz Molina, autor de la novela Plenilunio, dijo ayer sentirse muy satisfecho con la adaptación cinematográfica que ha hecho Imanol Uribe de su obra. Ambos, acompañados por la actriz Adriana Ozores, sostuvieron ayer en la Fnac de Madrid un coloquio con el público sobre este reciente estreno.

Espectadores y lectores de Plenilunio acudieron a la cita que reunió ayer al director del filme y al autor de la novela. Muñoz Molina empezó puntualizando que, a la hora de juzgar la obra, es necesario partir de la independencia del cine y la literatura. "El libro y la película tienen vidas separadas", dijo el escritor y académico, quien considera un error pensar que no se pueden hacer buenas adaptaciones de libros al cine. "Psicosis o Johnny Guitar son muy buenas películas que parten de libros inferiores, y El hombre que pudo reinar, de Kipling, y Los muertos, de Joyce, son grandes filmes basados en muy buenas obras literarias", afirmó. Sin embargo, el camino no es fácil. Imanol Uribe explicó que su trabajo consiste en irse apropiando de la obra. "Elvira Lindo tuvo un papel esencial en la traslación de la novela al cine, pero yo he tenido la sensación de haber ido podando ramas de ese frondoso árbol que es la novela".

Para el escritor, una de las diferencias entre ambos lenguajes reside en que la palabra es más sintética. "La cantidad de información que cabe en una sola página es enorme, por eso se puede decir que en cada novela caben varias películas", comentó.

Para Adriana Ozores, ha sido una ventaja trabajar con el guión y con la novela como referencia. "Para construir mi personaje me resultó muy útil poder contar con la novela. También tuve la suerte de tener las acotaciones de Elvira Lindo en el guión, que lo acercaban más al mundo femenino", afirmó.

Muñoz Molina señaló que otra de las diferencias entre cine y literatura está en la autoría de la obra. "A mí no me cuesta nada escribir, lo puedo hacer solo, tranquilamente, hasta tumbado. Para hacer una película es necesario mover a un equipo enorme de gente, trabajar desde el amanecer y en condiciones a veces difíciles. La autoría en literatura está clara. En el cine está hecha de muchas autorías menores, pero que al final se resumen en una sola: la del director".

Uribe añadió que para él "es imprescindible que haya un planteamiento directo con el autor en el proceso de adaptar la idea". La decisión del director de rodar el filme en Palencia y no en Úbeda, donde transcurre la novela, ha dado como resultado algo inesperado. "Paradójicamente esos cambios han significado mayor fidelidad a la novela. La deslealtad es una manera de ser fiel, al menos en el arte, no en la vida".

Adriana Ozores dejó claro que el personaje de la maestra que interpreta en Plenilunio le ha dejado una huella profunda. "Cuando acabas un trabajo te desfondas", dijo. "Al principio no sabes qué es lo que has dado de ti en ese papel. Yo necesito reponerme porque me quedo como vacía".

Es lo mismo que dicen sentir tanto Muñoz Molina como Uribe al concluir una obra. "El escritor se libera, se desprende de la novela al terminar de escribirla. Yo me siento más libre, más ligero, con el camino despejado por delante".

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