"La Organización Nacional de Trasplantes puede llegar a ser un oasis pasajero"
La profesión médica y las asociaciones de pacientesreconocen a Rafael Matesanz como el principal responsable de la edad de oro que viven los trasplantes en España. Pero las recientes decisiones de Celia Villalobos sobre su persona son, según el propio Matesanz, un signo preocupante.
Rafael Matesanz, el médico que se hizo cargo en 1989 de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y logró situar a España a la cabeza mundial en número de donaciones por habitante, ha sido vetado por el Ministerio de Sanidad como presidente de la comisión de trasplantes del Consejo de Europa, un cargo que ocupa desde 1995 con el respaldo unánime de la élite médica española e internacional. Con esta decisión, España pierde la presidencia de ese organismo. Matesanz ya había sido relevado por la actual ministra de Sanidad, Celia Villalobos, como director general de Asistencia Sanitaria. Y su previsto regreso a la ONT, al que el anterior ministro, José Manuel Romay, se había comprometido, le ha sido denegado.Pregunta. ¿Para qué vale la comisión de trasplantes del Consejo de Europa?
Respuesta. Es el único foro oficial europeo en materia de trasplantes. Se creó en 1988 por iniciativa de un consejo de ministros de Sanidad europeos. Es un comité de expertos, no de responsables políticos nacionales. Se ocupa de todos los aspectos relacionados con los trasplantes: quién tiene prioridad en la lista de espera, cómo atender a los emigrantes que precisan un trasplante, cómo evitar que el trasplante provoque la transmisión de una enfermedad infecciosa, cómo prevenir el tráfico de órganos, etcétera. El comité es el embrión de lo que en el futuro será la Organización Europea de Trasplantes.
P. ¿Por qué le interesa a España ostentar la presidencia de esa comisión?
R. Ese cargo ha permitido a España tener una presencia puntera en todas esas cuestiones básicas. A partir de 1992, el sistema que adoptamos en España era totalmente original, y nos pusimos a la cabeza del mundo en donaciones por habitante. El resto de los países empezaron a preguntarse qué estábamos haciendo mejor que ellos. Mi nombramiento como presidente de la comisión fue un reconocimiento de esa labor de todo el país. El prestigio de España es evidente: todos los países vienen aquí a ver cómo lo estamos haciendo. Además, ostentar la presidencia ha permitido que coloquemos a nuestros expertos en todas las comisiones clave -seguridad, xenotrasplantes, bioética- en un asunto en el que antes no contábamos para nada.
P. ¿Ha hablado usted con el presidente del Insalud, Rubén Moreno?
R. No. Le pedí una entrevista hace ya un par de meses para saber cuál podía ser mi futuro, y luego le he llamado por teléfono, pero ambas gestiones han resultado infructuosas.
P. ¿Están los actuales responsables de Sanidad barriendo del mapa al equipo del anterior ministro, José Manuel Romay?
R. Desde luego, los que formábamos el equipo del Insalud estamos ya fuera con pocas excepciones. Yo hubiera esperado un gesto de confianza, o al menos de agradecimiento por la labor hecha. Los cargos técnicos deberían estar por encima de este tipo de vaivenes. Y la presidencia de la comisión de trasplantes del Consejo de Europa ni siquiera es un cargo técnico: es una designación técnica. El ministerio dice ahora que me veta a mí porque le parece más lógico que la coordinadora de la Organización Nacional de Trasplantes, Blanca Miranda, sea la designada para representar a España. Pero lo cierto es que no hay ningún problema en que se designe a dos personas: Blanca Miranda podría ir como representante de España, y yo podría seguir como presidente de la comisión de trasplantes. La excusa ministerial es absurda.
P. ¿Cómo valora profesionalmente a Blanca Miranda?
R. Ha sido mi principal colaboradora desde 1991. Fui yo quien la recomendó a Romay para que se hiciera cargo de la ONT en 1996. Es una excelente profesional. Me ha molestado especialmente la falta de respeto intolerable que ha mostrado hacia ella Rubén Moreno al decir que se la ha designado para el Consejo de Europa "por ser mujer".
P. La opinión de los profesionales de la medicina es prácticamente unánime: que le hayan vetado a usted no puede obedecer a razones técnicas. ¿A qué obedece entonces?
R. No lo puedo entender. Puedo entender que la actual ministra no confíe en mí. Pedí volver a la ONT, como me había garantizado Romay, y me dieron la callada por respuesta. Me parece una pena, porque creo que yo podría ser útil a la sanidad española en ese tipo de puesto. Pero lo de ahora no es un puesto, es una designación como se hacen a montones todas las semanas para representar al país en un organismo internacional. Por tanto, se trata de una agresión gratuita.
P. ¿Puede esto suponer un empeoramiento de la situación de los trasplantes en España?
R. Que yo no presida la comisión del Consejo Europeo supone una pérdida de prestigio y nada más. Pero que se me haya negado volver a la ONT probablemente sea un signo preocupante más. No es el primero: la ONT tenía ya presupuestadas obras para ampliar sus dependencias dentro de su recinto, y una de las primeras decisiones de este equipo ministerial fue suspenderlas. La ONT puede llegar a ser un oasis pasajero. Los españoles nos jugamos mucho con este tema.
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