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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Inventar Suramérica

Los presidentes de 12 Estados se han propuesto, en una reunión sin precedentes en Brasilia, inventar en términos políticos y económicos lo que sólo existe en los mapas, en la cultura y en la historia y en el nombre de una región del planeta: Suramérica. Es un gesto y un proyecto que, pese a su alta carga de simbolismo y de retórica, puede resultar algún día eficaz. La tarea, que requerirá mucho tiempo y esfuerzos, se concreta en juntar las dos dinámicas hasta ahora separadas del Mercosur y del Pacto Andino hasta formar una nueva zona de libre comercio. Hoy por hoy, el Mercosur reposa sobre una realidad económica y democrática bastante diferente y más sólida que la de la comunidad andina, cuyos Estados atraviesan variadas crisis políticas. De Brasilia han salido unos principios de apoyo a la democracia que el presidente de Perú, Alberto Fujimori, no ha tenido reparos en suscribir, pese a estar pisoteándolos a diario. En el norte del subcontinente se concentran problemas como los vividos por Colombia, con su mezcla de movimientos guerrilleros y producción de drogas. Pero son generales los temores a que el plan de choque de erradicación del narcotráfico urdido por Estados Unidos para Colombia acabe teniendo indeseables rebotes en todo el continente.

Pese a la potencialidad que encierra un mercado de 340 millones de habitantes, las visiones respecto al libre comercio son aún demasiado dispares para producir una dinámica integradora profunda, especialmente en el plazo propuesto por Brasil del 2002 para la integración de las dos comunidades, que se adelantaría así en tres años al calendario impulsado desde Washington para todas las Américas, ya de por sí dificil de cumplir.

La vía es la de la "integración", que incluye esa dimensión "física" de redes de comunicaciones y otras infraestructuras, en el ambicioso plan lanzado por el presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso. Tal plan requeriría 210.000 millones de dólares de fondos públicos y privados en 10 años, además de una convergencia en el terreno económico, en las legislaciones y un acceso mejor compartido a la tecnología. A largo plazo, la integración autónoma de Suramérica es el mejor camino para defender intereses comunes frente a los retos de la globalización y al peso de Norteamérica, e incluso hacia adentro, para propiciar soluciones a problemas bilaterales. Pero la unidad geopolítica y económica de Surámerica está aún lejana, aunque en Brasilia se han atisbado ciertos gestos de solidaridades cruzadas.

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El concepto de "espacio económico suramericano", recogido en el documento final, es un proyecto que interesa a toda la región, y en particular al país más grande de la zona, Brasil, que ha empezado a comprender que su papel regional pasa por una mayor integración y por la incorporación del español como segunda lengua. De la cumbre suramericana ha salido un esbozo de utopía de interés para todos: los países de la región y los de fuera. Pero faltan todavía algunos ingredientes, en forma de objetivos más concretos y de plazos, que han sido y siguen siendo esenciales en la integración europea.

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