No con mis impuestos
El anuncio del Gobierno de Estados Unidos sobre la posibilidad de obtener financiación pública federal para experimentos con células totipotentes o madre responde a una sensibilidad pública en ese país que resulta difícilmente extrapolable a otros lugares. Mientras que en los países europeos, por ejemplo, las normas para la experimentación biomédica son universales y se aplican a todos los ámbitos, el público y el privado, en Estados Unidos, paraíso de la iniciativa privada, casi todo está permitido para las empresas, que hace ya tiempo empezaron a experimentar con la producción y el cultivo de estas células para su transformación en tejidos trasplantables.
Se daba así la paradoja de que los hospitales públicos podrían terminar adquiriendo células o tejidos procedentes de empresas privadas para sus tratamientos, de forma que todo el beneficio sería para la empresa privada, que además sólo desarrollaría aquellos productos que considerara rentables.
Esta hipocresía social se basa casi exclusivamente en la influencia política de los movimientos antiabortistas, que defienden el derecho de los contribuyentes estadounidenses a no financiar lo que consideran reprobable, pero no van más allá porque se estrellan contra algo mucho más fuerte, el apoyo a la libertad de empresa o la autonomía de los Estados frente al Gobierno Federal.
Sin embargo, el paso dado por Clinton es importante debido a la fortaleza de los organismos públicos de investigación en Estados Unidos, un país en el que el Gobierno ve claramente la importancia de que la situación se mantenga así para conservar su puesto de privilegio en la ciencia mundial, que se traduce en poder económico a medio plazo. También es importante porque lo que pasa en Estados Unidos repercute en todo el mundo, especialmente en el ámbito científico y tecnologico, y las normas elaboradas por los Institutos Nacionales de la Salud suelen terminar siendo la referencia para todos los demás países desarrollados, dado el alto nivel del sector en ese país. En este caso las normas pueden quedarse pronto anticuadas, sin embargo, si se confirma la viabilidad de convertir células madre de la médula ósea de cualquier enfermo en las células o tejidos que necesite, obviando así no sólo el riesgo al rechazo sino también la necesidad de recurrir a embriones clonados o desechados. Los primeros resultados, recientes y totalmente inesperados, que produjeron neuronas, han suscitado tanto interés que ya están en marcha estudios en animales para ver si funcionan como tales.
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