Una investigación en manos privadas
La decisión de Tony Blair de autorizar la investigación con embriones humanos no es ajena al fuerte desarrollo que este tipo de trabajos ha experimentado en EE UU y que ha dejado en franca desventaja a los científicos del Reino Unido. Para recuperar terreno, el Gobierno británico ha dado un paso más que los estadounidenses y está dispuesto a que este tipo de investigación se desarrolle con fondos públicos. En Estados Unidos no se prohíbe la experimentación con células embrionarias, pero los fondos públicos para estas investigaciones están congelados por el Congreso desde hace cinco años. De este modo, la financiación ha quedado en manos de las empresas biotecnológicas. Entre ellas, la californiana Geron Corporation, propietaria del Instituto Roslin en Escocia, creador de la oveja Dolly. Geron fue la empresa que financió el descubrimiento que abriría las puertas a la polémica sobre los usos terapéuticos de los embriones y su clonación: en noviembre de 1998 un grupo dirigido por James Thomson, de la Universidad de Wisconsin (EE UU), consiguió obtener cultivos de células madre a partir de embriones humanos de pocas semanas. Esa técnica permite evitar los rechazos en los trasplantes de tejidos celulares, porque se emplean células con la propia carga genética del paciente.
Thomson y sus colaboradores trabajaron en unas condiciones peculiares: podían utilizar las instalaciones de la universidad para lo que quisieran, menos para esta experimentación, para la cual debían recluirse en una esquina del laboratorio, justamente la financiada por la empresa.
Desde la publicación del trabajo de Thomson, la élite científica estadounidense -incluidos los Institutos Nacionales de Salud y una cincuentena de premios Nobel- no ha cesado de presionar a la Administración para que desbloquee los fondos públicos, cuyo empleo prohibió por reparos éticos Bill Clinton. Los científicos consideran que estas investigaciones permitirán avances en el tratamiento de numerosas enfermedades, desde la diabetes hasta el Parkinson.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.