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Islandeses, estonios y gemelos británicos

La peculiaridad del proyecto de DNA Sciencies consiste en la amplitud de la red que ha lanzado, al pedir la participación de todo el que se sienta interesado en la idea. Multinacionales de la industria farmacéutica como Glaxo Wellcome o Novartis llevan tiempo realizando estudios genéticos muy concretos, con un ojo puesto en la cuenta de resultados. Y existen también otras entidades que están creando, por ejemplo, bases de datos con el historial médico y el ADN de los 275.000 habitantes de Islandia o con los gemelos del Reino Unido.Glaxo Wellcome afirma haber localizado genes relacionados con migraña, soriasis, diabetes y la enfermedad de Parkinson, mientras que la empresa francesa Genset habla ya de saber dónde están genes implicados en el cáncer de próstata y la esquizofrenia. Identificar los genes es el primer paso para crear medicinas para millones de personas, con el consiguiente beneficio económico.

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El director de genética de Glaxo Wellcome, Allen Roses, asegura a la prensa estadounidensen que su empresa dedica unos 4.000 millones de pesetas anuales a estas pesquisas. Por su parte, la suiza Novartis trabaja con datos de pacientes que han intervenido en otros ensayos clínicos.

En Islandia, DeCode Genetics está en la tarea de crear una base de datos con los detalles de la práctica totalidad de la población isleña (270.000 personas), y en Estonia hay ya un proyecto parecido para su millón y medio de ciudadanos. Universos más concretos proporcionan los gemelos británicos, de quienes recoge muestras de ADN la empresa Gemini Genomics. En EE UU se ha invitado a los alrededor de 65.000 vecinos de Framingham (Massachusetts) a hacer donaciones de su ADN, mientras otra empresa del mismo Massachusetts, Genomics Collaborative, busca poner en funcionamiento un banco de datos genéticos a partir de tejidos proporcionados por un millón de pacientes.

Las objeciones de ética y de confidencialidad que plantean los críticos a estas iniciativas desagradan a Kari Stefanson, responsable del proyecto islandés. En un reciente debate celebrado en Washington sobre la confidencialidad en medicina afirmó: "Algunos se creen con derecho a impedir que la ciencia use la información que, para ayudar a futuras generaciones, seamos capaces de conseguir sobre nosotros".

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