El ex dictador 'desaforado'
La justicia confirma que hay sospechas fundadas para procesar al general
El general Augusto Pinochet fue desaforado ayer -esto es, ha visto anulada la inmunidad parlamentaria derivada de su fuero de senador vitalicio- por 11 votos contra nueve en la Corte Suprema de Justicia de Chile, requisito previo para poder ser acusado, como ha solicitado el juez Juan Guzmán, en la causa de la llamada caravana de la muerte. Con ese nombre pasó a la historia la comitiva militar que, al mando del general Sergio Arellano Stark, como "oficial delegado del comandante en jefe del Ejército", esto es, de Augusto Pinochet, recorrió el norte y el sur de Chile durante los primeros días de octubre de 1973, tras el golpe de Estado del 11 de septiembre, y que culminó con el fusilamiento de 72 personas detenidas.La Corte Suprema confirmó, pues, el fallo a favor del desafuero que el pasado 5 de junio había adoptado por 13 votos contra nueve la Corte de Apelaciones de Santiago, cuyo sentido procesal era inequívoco: considerar que existen indicios racionales de criminalidad (sospechas fundadas) para imputar al general Pinochet junto a los otros acusados, entre ellos su "oficial delegado" en la comitiva mortal, el ya procesado Sergio Arellano Stark. Dicha resolución fue recurrida ante la Corte Suprema por la defensa de Pinochet, quien tenía la última palabra.
El rasgo más curioso de la resolución adoptada ayer es que no ha sido notificada como tal. Es en cierto modo, una resolución vergonzante. Ya con ocasión del fallo de la Corte de Apelaciones, los magistrados (ministros de fuero) dejaron trascender el resultado pero durante largos días no hubo confirmación oficial con el argumento de que se daría a conocer una vez que se plasmaran los votos escritos de mayoría y minoría.
Existían ciertos indicios de que, consciente de la trascendencia del fallo, la Corte Suprema anunciaría el resultado de la votación primero, inmediatamente después de la sesión de ayer, para luego, dentro de una semana, hacer público los fallos escritos. Máxime tras la tensión y desconcierto inicial ya experimentados con ocasión de la falta de confirmación oficial del resultado en la Corte de Apelaciones de Santiago, el pasado mes de junio.
El pleno de la Corte Suprema de ayer tuvo carácter extraordinario para debatir y votar el desafuero de Pinochet. Un día antes, el lunes pasado, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Hernán Álvarez, hizo unas extrañas precisiones. Según explicó, el resultado de la votación sería dado a conocer tras el pleno si la diferencia de votos era "contundente". Ejemplificó que eso sería, por ejemplo, un resultado de 15 o 14 contra seis. En cambio, estimó que nueve contra 11 no era "tan contundente". Álvarez justificó: "Entonces se presenta el problema de que si la resolución queda pendiente, como debe ser, a lo mejor esa diferencia cuando llega a estructurarse el fallo pueda ser salvada. Ese es el problema".
Ayer, tras la votación, el secretario de la Corte, Carlos Meneses recibió a los abogados querellantes y les señaló que los magistrados habían concluído "en acuerdo". En la jerga chilena, eso quiere decir que había quedado pendiente la votación. Los querellantes le preguntaron: ¿Se ha convocado un nuevo pleno? El secretario dijo que no. Los abogados rumiaron entre sí que aquí había gato encerrado. Al cabo de unos minutos arrinconaron al funcionario. Fue entonces cuando Meneses les reconoció: "Sí, en efecto. Se ha votado hoy, pero el contenido ya se les notificará".
Quizá más elocuente que la admisión del secretario ante los querellantes, fue el rostro de los dos abogados de Pinochet que abandonaban dependencias próximas al presidente de la Corte Suprema Ricardo Rivadeneira y Gustavo Collado. "Su rostro lo decía todo. Estaban blancos", dijo a éste periódico Carmen Hertz, la abogada que inspiró la querella por la que Pinochet ha sido desaforado.
El resultado, a tenor de los comentarios, se habría mantenido en la línea de 11 votos a favor del desafuero y de nueve en contra, cifras idénticas a las de la semana pasada, cuando la Corte Suprema rechazó practicar exámenes a Pinochet como cuestión previa a resolver si cabía o no el desafuero. Álvarez, con quien los abogados querellantes esperaban mantener una entrevista tras el pleno, se marchó sin previo aviso por un ascensor lateral del Palacio de los Tribunales.
Como ya había ocurrido con la Corte de Apelaciones de Santiago, pues, los magistrados han decidido quitar trascendencia histórica al fallo y "enfriar", según dijo una fuente gubernamental a éste periódico, los efectos, manteniendo una incertidumbre inicial. Han dado curso al desafuero de una manera anónima, sin dar la cara.
¿Existe posibilidad de que el fallo pueda variar? Fuentes judiciales dijeron anoche que la relatora del tribunal, Gloria Ana Chesevich, fue, precisamente, convocada para levantar el acta de la votación. El fallo -esto es el número de votos de mayoría y minoría- es una realidad que no sufrirá cambio alguno.
El viaje emprendido por el juez Baltasar Garzón al solicitar la detención de Pinochet a las autoridades británicas el 16 de octubre de 1998, a la luz del fallo de la Corte Suprema, ha logrado, finalmente, llegar a su puerto: despojar de la impunidad al ex dictador en su propio país. Una vez más, nadie es profeta en su tierra.
Será el juez Guzmán quien deberá retomar el proceso una vez conocido oficialmente el desafuero. Los magistrados de la Corte Suprema pueden, incluso, recomendar al magistrado instructor que ordene practicar exámenes médicos para conocer el estado de salud del ex dictador. Hasta ayer mismo, la defensa de Pinochet sostenía que caso de ser desaforado, el ex dictador se negaría -por razones de honor- a pedir al juez instructor exámenes médicos y que se defendería de las acusaciones que pesan contra él.
Pero ya es un hecho que Pinochet hará lo que mejor le convenga. En Londres dijo que nunca volvería a Chile por "compasión" o por "razones humanitarias". Pero para salvar el pellejo -un eventual juicio en Madrid- aceptó volver por razones de salud.
El tema médico, una vez que ha sido inservible para defender la impunidad, será la puerta de salida del caso Pinochet. La verdadera transición política, casi como quien no quiere la cosa, se ha vestido de largo ayer.
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