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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Glosas populares

¿Quién puede no estar acuerdo en que los escolares españoles adquieran un conocimiento suficiente del castellano oral y escrito, en su caso de la lengua propia autonómica, de la literatura local y universal, además de conocer la historia, latín y griego, y todo ello sin que vaya en detrimento de la enseñanza de ciencia y tecnología? El problema está en hacer encajar todas las fichas sin que se resquebraje el complejo edificio de la educación obligatoria, cuya reforma no ha terminado de aplicarse en su totalidad.Pese a las buenas palabras de la reunión de parlamentarios del PP en San Millán de la Cogolla (La Rioja), cuna de aquellas Glosas Emilianenses en las que asomaron a la historia el castellano y el euskera escritos, surge la preocupación de que el partido del Gobierno, armado de su mayoría absoluta, intente imponer sus criterios -aún por definir- para hacer lo que pide a los demás que eviten: utilizar la enseñanza de las humanidades como arma política arrojadiza.

Tras el patinazo del informe parcial sobre libros de texto de la Real Academia de la Historia y la forma en que en 1998 echó a perder, por falta de diálogo, un debate basado en un buen informe, el PP debería evitar señerismos españolistas. Sería un contrasentido, propio de otros tiempos, imponer el "estudio del pasado común de España" por la gracia de la mayoría absoluta, o a capones. Del manifiesto de San Millán cabe esperar que practique los principios de "libertad, equidad, flexibilidad y corresponsabilidad" que invoca.

La reunión del PP reconoce ahora el logro de la escolarización universal hasta los 16 años. Y cuando en su declaración afirma que "el sistema educativo español ha de ser mejor que el que hemos heredado" no cabe sino recordarle que para eso están los Gobiernos. Parece como si el PP accediera ahora al poder y los cuatro años pasados al frente del Ejecutivo no fueran de su incumbencia ni tuviera responsabilidades en la situación actual de la enseñanza.

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Nadie pone en duda que hay que mejorar la enseñanza de las humanidades en nuestros centros escolares. Lograrlo requerirá voluntad, diálogo y medios. He ahí una gran tarea de gobierno para lo que no basta la mayoría absoluta.

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