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La familia Miró prohíbe a Ruiz de la Prada hacer vestidos con obras del pintor

La Fundación de Palma suprime la exposición programada por la modista

La obra de Joan Miró es intocable, y la modista Agatha Ruiz de la Prada no tendrá el exclusivo privilegio de convertir aspectos de sus pinturas en vestidos. Con rotundidad y buenas formas, los nietos y la hija de Joan Miró han frustrado esta eventual operación de boda desigual por interés de parte. Tampoco habrá la posterior exposición del pretendido homenaje mironiano con recreaciones de Agatha en el templo de la Fundación Pilar y Joan Miró de Palma que levantó Rafael Moneo.

Agatha Ruiz de la Prada no podrá atrapar con sus manos las estrellas, lunas y soles de Miró, recortarlos a tijera, darles cuatro puntazos, engancharlos caídos en sus telas de raros volúmenes para ejecutar vestidos con su nombre, porque los herederos del artista se lo han impedido. El veto intelectual y formal le ha sido expresado a la modista por Emilio Fernández Miró, y antes, en una carta, detalla que firmaron éste, su madre, Dolors Miró Juncosa, y su hermano Joan Punyet Miró, integrantes los tres de la Sucesión Miró, con su hermano Teito. La también decoradora Ruiz de la Prada comercia, con su signatura y nombre, marcas de azulejos, muebles, vajillas, material de oficina y escolar; firma relojes y bisutería; ilustra coches y planta escenarios de televisión. Con Joan Miró, aseguró Agatha, no pretendía comerciar una línea de vestuario, según dicen sus interlocutores.

"Este tema está zanjado", manifestó ayer Joan Punyet Miró, nieto menor y especialista en la obra del pintor, que aseguró: "No podemos, por respeto a Joan Miró, permitir que se pueda interpretar o descolocar parcialmente su acervo creativo, ya cerrado y personal. ¿Qué diría él?". Miró falleció en 1983. Punyet dijo haber hablado con la decoradora en París y que su hermano Emilio, poco antes del verano, en una comunicación personal con la interesada, le concluyó cuáles eran los criterios culturales e intelectuales en los que la familia sustentaba el rechazo. "Creo que lo habrá entendido; las formas han sido educadas y respetuosas por ambas partes", agregó Punyet.

Agatha Ruiz de la Prada presentó meses atrás a los descendientes del artista un proyecto detallado, una especie de solicitud de autorización, para realizar una serie de 15 vestidos inspirada en el mapa creativo del pintor, en una iniciativa que pretendía recubrir en forma de homenaje. Esta propuesta de moda con firma y pintor célebre añadido estaba vinculada a su inmediata exhibición en las salas de la Fundación Pilar y Joan Miró de Palma este mismo verano. El centro, al conocer la negativa de sus mecenas, ha programado todo el ciclo de muestras y actos de los próximos meses sin contemplar esta exposición. La modista y el periodista Pedro J. Ramírez se convirtieron el verano pasado en veraneantes con casa en Mallorca.

La propuesta del vestuario de recreación fue rechazada por los Miró pese a las reiteradas gestiones personales e indirectas que la diseñadora efectuó para desbloquear aquel no razonado. Tampoco valió el anuncio que hizo de no hacer una explotación comercial de los tejidos y no resultó un argumento exitoso el ofrecimiento de la modista de donar sus confecciones, de manera altruista, a los fondos de la Fundación Miró de Palma.

La negativa de la hija y de dos de los tres nietos de Miró resultó inamovible pese a las gestiones últimas cerca de Dolors Miró efectuadas por una amiga relacionada con otro gran autor plástico que, en vida, ha dejado que sus motivos se conviertan en vestuario de Agatha Ruiz de la Prada. En 1996 la decoradora presentó en el Reina Sofía de Madrid una colección que tituló Homenaje a Chillida.

Hay zapatillas con motivos de un cuadro de Miró impreso, también corbatas, camisetas, fulares, broches y réplicas en cerámica. Ediciones bajo control, visadas por la familia heredera, con nota de registro y autoría de confianza. Los asesores legales y los testigos artísticos delegados por la Sucesión Miró se han caracterizado en los últimos años por un gran celo para evitar la mixtificación de los signos de Miró y la explotación comercial ilegítima de los iconos del artista, su herencia indirecta.

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