Una exposición recrea los textos de Calderón y el ambiente de su época

Cuatrocientos años después del nacimiento de Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), la Biblioteca Nacional recupera el ambiente y la obra del dramaturgo. La muestra recoge 140 obras de arte, con cuadros (Velázquez, Ribera...), grabados de época y manuscritos originales de Calderón y sus coetáneos. La esposa del presidente del Gobierno, Ana Botella, y la ministra de Educación y Cultura, Pilar del Castillo, inauguraron ayer la exposición.

Una luz tenue envuelve a esta exposición, que inaugura un nuevo espacio de 300 metros cuadrados en la Biblioteca Nacional y que se podrá ver hasta el 15 de agosto. Los comisarios de Calderón de la Barca y la España del Barroco son Fernando Checa (director del Prado) y el catedrático de Literatura José María Díez Borque, que han obtenido fondos de museos como el Prado (una veintena de obras, entre ellas el Retrato del Conde Duque de Olivares, de Velázquez), el Thyssen (un gran paisaje de Madrid atribuido a J. van Kessel), o el Municipal de Madrid, además de piezas de colecciones particulares como la de Juan Abelló, y otras procedentes de iglesias, algunas de las cuales ha restaurado la sociedad estatal Nuevo Milenio, que organiza la muestra.

Díez Borque explicó ayer que se ha intentado huir de la visión unívoca que se suele mostrar de Calderón, reflejando sus luces y sombras, y el ambiente y contexto en el que vivió y creó sus obras: "Calderón ha sido siempre muy mal estudiado: no es sólo el escritor de las tragedias tremendas, el autor del honor y la muerte. Es un creador poliédrico y complejo que, por ejemplo, anticipa la literatura del absurdo en sus Mojigangas y que, a pesar de ser poeta de corte, se atreve a ser crítico con el poder".

Con vocación didáctica y sintética, la muestra traza su recorrido en nueve apartados, marcados por textos del autor, impresos en telas, que hacen referencia a las imágenes. Se comienza en La belleza barroca, que reúne cuadros de Juan de Arellano y Bautista de Espinosa. Sigue la Casa de Calderón, donde se pueden ver muebles y enseres del XVII procedentes del Museo de Santa Cruz de Toledo, y un San Pedro de José de Ribera. En el espacio público, La ciudad, cuelgan planos de Madrid como el de Pedro Texeira (1656), y un enorme óleo de Van Kessel que reproduce la esquina del paseo del Prado y la carrera de San Jerónimo.

Luego se entra en la faceta literaria y en la relación de Calderón con el poder: primero, el dramaturgo oficial, con retratos de Felipe III, Felipe IV y el inquietante Conde Duque, de Velázquez; luego, el creador y sus colegas. Tirso, Moreto, Zorrilla, Lope... vistos en dos vertientes: ediciones y manuscritos originales y un par de retratos anónimos de Calderón y Lope. La escena y el Imaginario visual resumen en imágenes la escenografía y los conceptos calderonianos: celos, mitos, honor, silencio. Obras de Rubens, Van Eyck, Ribera, Murillo, Alonso Cano, Lucas Jordán, Brueghel el Mozo... Y, para cerrar, La fiesta cortesana (teatro y toros en la plaza Mayor) y Sic transit gloria mundi, una estancia en penumbra donde cuelga una pequeña Vanitas barroca de Deleito.