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"La ignorancia de muchos jóvenes es aterradora"

El director de la Academia de la Historia teme que la enseñanza actual conduzca a la xenofobia

Desconocen quién fue Alfonso XIII, o si Copenhage se sitúa al norte o al sur de Europa. Tampoco han oído hablar de la trilla o las mieses, ni leído el Quijote, ni saben relacionar el feudalismo y la Edad Media. Las primeras generaciones de alumnos de la LOGSE -Ley de Ordenación del Sistema Educativo- han llegado a las universidades, y los catedráticos de las asignaturas de Humanidades no dan crédito a lo que ven. "Estamos asombradísimos. La ignorancia de estos jóvenes resulta aterradora". El autor del diagnóstico es el director de la Real Academia de la Historia, Gonzalo Anes, quien ultima, junto con los otros 35 académicos, el documento sobre la enseñanza de la historia que se dará a conocer a finales de mes. Largos meses de estudio sobre los libros de texto que se imparten en los institutos de las comunidades autónomas, así como los testimonios de numerosos docentes, derivan en esta conclusión. Pero también en otra tal vez más inquietante: "La anulación de todo aquello que nos une; la exaltación y la visión sesgada de lo que nos separa, la ignorancia, en suma, y la falta de memoria histórica resultan peligrosos. Son el caldo de cultivo del racismo y la xenofobia. Y eso es, desgraciadamente, lo que parece que está ocurriendo".No todo es negativo en los planes de estudio de la LOGSE, a juicio de este asturiano de 68 años, cuyo informe institucional servirá para la inminente reforma de la enseñanza de la literatura, el arte, la filosofía, la geografía y la historia a que se ha comprometido el presidente Aznar. Anes valora los sólidos conocimientos en matemáticas y manejo de ordenadores de los nuevos universitarios, así como la "soltura" con que emplean la bibliografía. Pero considera "muy deficiente" su preparación en Humanidades. Este catedrático de Historia Social y Económica de la España Contemporánea ya está acostumbrado, al igual que muchos de sus compañeros de Universidad, a transformar sus cursos de especialización en meras introducciones a la historia. "Nos vemos obligados a enseñar nociones que deberían haberse aprendido en primaria y secundaria", lamenta.

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Viaje de fin de carrera

"¿Alguien sabe algo de Alfonso XII?", preguntó a sus 30 alumnos de Económicas. Sólo una chica levantó la mano, y lo hizo para explicar que había sido un rey de España, incapaz de añadir un solo dato sobre cuándo y cómo vivió, ni su parentesco con el rey Juan Carlos. También narra Anes cómo un grupo de profesores escucharon a una alumna de quinto curso comentar que durante el viaje de fin de carrera desde Madrid a Nápoles se desviarían a Copenhague, que "coge de paso desde Niza".

Este desconocimiento no resulta tan extraño si se repasan los planes de estudio en la enseñanza secundaria. Alfonso XII no existe, como tampoco se citan las monarquías en los siglos XVI y XVII, ni se explica en Castilla y León que Isabel y Fernando fueron los Reyes Católicos. En el primer caso el Descubrimiento y la Reconquista recaen exclusivamente en la reina castellana; para los niños catalanes, en cambio, el héroe es Ferran II, heredero de la Corona de Aragón.

Esta situación deriva del uso real que hace el Estado de su potestad para fijar el 55% de los contenidos en las comunidades con lengua propia, y el 65% en el resto. Tanto Gonzalo Anes como el ex ministro de Educación Juan Antonio Ortega y Díaz Ambrona, presidente de la Comisión de Expertos que revisó la enseñanza de las Humanidades tras el escándalo político originado por la ex ministra Esperanza Aguirre, coinciden en que el Ministerio de Educación se ha limitado a apuntar generalidades, lo que permite a las comunidades autónomas extremar el localismo hasta "mirarse el obligo", en expresión de Ortega. Hasta el extremo de que los escolares gallegos dan un salto en el vacío desde El reino de los suevos en Galicia hasta la España contemporánea, en tanto los andaluces aprenden El arte neoclásico y la burguesía de Cádiz o los catalanes su papel durante la Segunda Guerra Mundial. Al margen de estos localismos, subyace en la actual enseñanza de la historia una visión de constante enfretamiento y represión que, a juicio de los expertos, resulta muy poco beneficiosa para la convivencia pacífica entre los españoles.

El racismo de Arana

Los niños vascos, por ejemplo, estudian la Constitución española al mismo nivel que la francesa y sitúan ambas en contraposición con los derechos de Euskal Herria. La ideología más xenófoba de Sabino Arana se enseña sin críticas en las ikastolas: "Todos los maketos (inmigrantes) grandes y pequeños, burgueses y trabajadores, sabios e ignorantes, buenos y malos, son enemigos de nuestra patria". La mezcla con españoles y franceses es para el fundador del PNV lo que "ha contaminado y afeminado" la raza vasca "especial entre especiales", y la influencia española, "podrida y degenerada". Los canarios obligaron a los editores de libros de texto a referirse a la "colonización" de que fueron objeto las islas y en Cataluña la visión de la historia es un canto permanente a la resistencia ante el invasor español.

Ya la comisión presidida por Ortega advirtió de "la manipulación o distorsión de los hechos históricos en función de los intereses presentes o posiciones ideológicas", en un texto consensuado donde resultó imposible escribir "el común cultural" entre los pueblos de España. Se sustituyó por "el común cultural con los pueblos de Europa". El dictamen del director de la Academia es similar: "Si la historia se enseñara al margen de desfiguraciones políticas evitaríamos enfrentamientos, incluso guerras. Por eso nuestro informe incidirá en la necesidad de una docencia contrastada y objetiva".

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