La OIT estudia acortar a 12 semanas las bajas por maternidad
Ginecólogos franceses denuncian presiones de las multinacionales
Los 3.000 delegados de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que se reúnen en Ginebra hasta el próximo día 15, se disponen a revisar los derechos laborales de las mujeres embarazadas. Los ginecólogos franceses han sido los primeros en denunciar que la intención de este organismo es liberalizar la normativa actual, presionado por unas patronales interesadas en limitar las prestaciones sociales.
En su propio lenguaje, la OIT debatirá "cómo adaptar la reglamentación relativa a la situación laboral de las mujeres embarazadas o que dan a luz, reglamentación que no ha sido modificada desde 1952". Para esta organización, se imponen cambios que tengan en cuenta "la progresiva incorporación de la mujer al mundo del trabajo".El Syngof (Sindicato Nacional Francés de Ginecología y Obstetricia) ha hecho público su desacuerdo con "la revisión de la convención 103 de la OIT". La citada convención es la que regula, desde 1919, los problemas laborales derivados de la maternidad.
"Los representantes de la patronal quieren modificar la convención porque ésta defiende el derecho a una baja remunerada antes y después del parto y también porque declara ilegal cualquier despido efectuado durante la mencionada baja pre y posnatal", denuncian los ginecólogos.
En Francia, donde el 47,6% de mujeres trabajan fuera de su casa, el reglamento laboral vigente garantiza 16 semanas de baja a aquellas que tienen un primer o segundo hijo -a partir del tercer hijo la baja puede ser de 26 semanas- y establece que, como mínimo, seis de las semanas correspondan al periodo posterior al parto.
"Lo que ahora se pretende", dice el Syngof, "es que la OIT liberalice el reglamento. Ya no se trata tan sólo de imponer internacionalmente las 12 semanas de baja como norma, sino sobre todo de suprimir las seis semanas de descanso posteriores al alumbramiento".
El Syngof asegura que su movimiento de protesta ha hallado eco "en otros países, como Alemania, Brasil, Lituania o España".
Lo cierto es que la OIT, que tiene su sede central en Ginebra y es un organismo sin verdadero poder sancionador, tiende a adaptarse a la realidad para evitar que ésta desmienta de manera demasiado llamativa sus desiderátums. La tendencia a reducir la protección social, común a todos los países industrializados, y a buscar una cierta igualdad partiendo de los menores niveles de exigencia, pone en crisis la reglamentación de las naciones socialmente más avanzadas.
La situación evocada es la de Francia, donde el reglamento, por ejemplo, contempla también el que durante un año la trabajadora tenga derecho a una hora diaria -no pagada- de pausa para poder dar el pecho a su retoño, y es el caso aún más evidente de los países nórdicos, donde la baja posparto también puede corresponder al marido. En Francia, los esposos tienen, desde 1995, derecho a reducir su jornada laboral a la mitad.
"Suprimir la convención 103 está, además, en absoluta contradicción con lo que intenta hacer el Gobierno francés desde hace un año y medio con una serie de medidas destinadas a mejorar la seguridad en los partos", explican en el Ministerio de Empleo y Solidaridad galo.
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