_
_
_
_

Obreros del pupitre y el andamio

Está subido a una especie de andamio a un metro de altura. Coge un poco de cemento con una espátula, lo unta a los lados del ladrillo y lo coloca. Retira con la espátula la masa que le sobra por los bordes. Y vuelta a empezar. Lo hace con cuidado y precisión. Cuando el ladrillo resulta demasiado largo, le rebana un lado a golpe de paleta hasta lograr la medida que busca y, tras repetir la operación de untado, lo coloca junto al anterior. La pared que está levantando no es la de una futura casa. Eso lo hará a partir del verano próximo, cuando sea un albañil profesional y formado. Cuando salga del Instituto de la Construcción de Vizcaya con un título de albañil debajo del brazo.Viendo cuáles son las cifras de contratación de sus predecesores en las aulas, se supone que los empleadores se van a pelear por contratarles. El 93% de los estudiantes de construcción -una Formación Profesional que dura dos cursos y para la que hay que tener la ESO terminada o un equivalente- se coloca antes de un año.

Los constructores repiten desde hace años como una letanía que necesitan mano de obra formada. Ellos fueron, de hecho, los que reclamaron la puesta en marcha de esta FP, explica el director del instituto vizcaíno, Joaquín Cárcamo. El País Vasco cuenta con otros dos centros, además del de Santurtzi, donde se puede cursar la FP de Construcción: en Gopegi (Álava) y en San Sebastián.

Los alumnos de 1º de Obras de Albañilería aprenden el oficio, que es mucho más que levantar paredes. Es también hacer trabajos de escayola, poner tejados, montar andamios y aprender cómo se gestiona y administra una pequeña empresa. Algunas de las materias, como la de seguridad, es común a las otras dos especialidades: Obras de Hormigón y Acabados de Construcción. Es decir, las que forman, por ejemplo, a pintores o encofradores. Una de las cosas que más les cuesta, explica la arquitecta Pilar Garachana, profesora, es aprender a interpretar los planos antes de ponerse manos a la obra.

Juan Luis Maestre, el más veterano de los alumnos de 1º de albañilería, tiene 28 años. Trabajó en una obra entre los 18 y los 20. "En la obra sólo hay que correr, no aprendes nada, no te enseñan. Y al que no sabe lo tienen para mover material y limpiar". Él quiere volver al tajo porque sabe que será más fácil encontrar trabajo que en otros menesteres y allí tendrá pocos jefes: "Sólo te mandan el encargado, el jefe de obra y, si hay, el capataz". Ahora, en el bar donde gana un sueldo por las tardes después de clase "cada cliente es un jefe".

Gorka Hoyos, 21 años, también trabajó un tiempo en un bar. Prefiere la obra. Explica que aunque "es físicamente más duro, el bar es más esclavo y además no ves la calle". Éste verano se irá, como el resto de sus compañeros, a trabajar a una obra para poner en práctica lo aprendido. Es parte del curso, como las clases teóricas, incluidas las de seguridad en la construcción. Explica con desparpajo que no le "gusta muchos" la clase de dibujo.

El veterano llegó al Instituto de la Construcción de Santurtzi por casualidad. Su padre, delegado sindical, se lo topó cuando acompañaba a un amigo que iba a visitar el centro. Aunque había pedido repetidamente datos sobre cursos de albañilería en el Inem, asegura que jamás le informaron. Otros han llegado a través de amigos que ya trabajan como albañiles y conocían esta especialidad de FP que se enseña desde hace dos cursos. Héctor Moreno, de 21 años, había hecho un cursillo de albañilería, pero ahora recibe formación reglada.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Mientras unos levantan paredes, otro se esfuerza en calcular la inclinación de lo que será el marco de una puerta y otros se ocupan del cemento o el andamio. Todos vestidos de mono y con el casco puesto. En clase hasta les preparan para las chanzas que puedan hacer sus futuros compañeros de trabajo cuando se empeñen en respetar a rajatabla las normas de seguridad.

A algunos se les hace un nudo en el estómago cuando oyen que ha habido un nuevo accidente laboral en el sector. Los estudiantes que han trabajado en obras explican que muchas empresas no ponen los medios para trabajar en condiciones seguras, pero también reconocen que, a veces, los propios trabajadores son unos irresponsables.

En los grados medios que se imparten en Santurtzi, los destinados a trabajos más manuales, no hay ahora ninguna alumna, pero sí dos en el curso superior. A sus 25 años, Edurne Pereda se matriculó para convertirse en jefe de obra -responsable de coordinar a los gremios- porque espera que tenga más salidas que Graduado Social, lo primero que estudió. Sabe que ser mujer "es un hándicap" que deberá superar. En su casa, hubo sorpresa cuando anunció su intención de entrar en la construcción, "un mundo interesante".

Diego Orive, de 26 años, llegó al instituto tras pasar dos años buscando trabajo como mecánico de coches. Sólo logró "un contrato de dos días en Galdakao". Ante semejante situación, "no sabes lo negro que te pones", afirma vehemente. Y eso, después de estudiar tres años FP 2. Aitor Unanue, de 25 años, es "la tercera o cuarta generación" en el sector. Pero lo suyo, al menos en principio, no era vocación. Tampoco sus compañeros la tenían, pero las buenas perspectivas laborales les han animado. La verdad es que todos parecen encantados.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_