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El primer ministro italiano critica la celebración del día 'gay' en Roma La fiesta homosexual coincide con el Gran Jubileo católico del 2000

Los miles de participantes en la fiesta de Orgullo Mundial Gay, prevista para el 8 de julio en Roma, podrían verse obligados a manifestarse en un área acordonada y aislada del resto de la ciudad. La hipótesis, que ya ha provocado protestas en Italia, la suscitó el miércoles el primer ministro, Giuliano Amato, al opinar en el Parlamento que la concentración es "inoportuna" porque coincide con el Gran Jubileo del 2000.

"Desgraciadamente no se puede prohibir porque existe una Constitución", dijo Amato en la Cámara Baja. Aun así, "si se celebra", deberá ser una "concentración fija, aislada del resto de la ciudad".La Conferencia Episcopal Italiana (CEI), a través de su secretario, Ennio Antonelli, aplaudió ayer la "sabia" intervención del primer ministro, muy elogiado también por el presidente de la región de Lazio (a la que pertenece Roma), Francesco Storace, miembro del derechista partido de Alianza Nacional. La intervención que ha provocado reacciones furibundas de los organizaciones de la fiesta gay y de los sectores de izquierda de la coalición que apoya al Gobierno de Amato.

Desde ayer, el principal sitio web de los homosexuales italianos ha quedado abierto a las denuncias de todos los que hayan sido objeto de "insinuaciones" sexuales por parte de religiosos, mientras se critica con aspereza la posición del primer ministro.

El ex socialista Amato es famoso por sus frases de admiración al Papa y su respeto al Vaticano. Sin embargo, como jefe de Gobierno de una coalición de centro-izquierda nadie se esperaba que se colocase del lado de los prohibicionistas en el polémico tema de la fiesta del Orgullo Gay. Sus palabras han levantado ampollas.

Iniciativa legítima

Discretamente, Walter Veltroni, líder del principal partido de la coalición, los Demócratas de Izquierda, se apresuró a recordar que la iniciativa de los homosexuales es totalmente legítima. Los Verdes y los comunistas condenaron unas declaraciones que van en contra del espíritu liberal de la izquierda italiana. Las únicas felicitaciones que ha recibido Amato han llegado de los ex democristianos, el sector centrista de la coalición que demuestra una vez más estar en mayor sintonía con la oposición de centro-derecha que con sus compañeros. Unos y otros consideran "lamentable" que los homosexuales exhiban su diferencia en Roma, cuyas calles querrían ver reservadas exclusivamente a los peregrinos del Jubileo.

Desde principios de año, cuando tuvo noticia de la marcha gay, el Vaticano ha intentado involucrar al alcalde de Roma, Francesco Rutelli, y al Ejecutivo de centro-izquierda, en la búsqueda de una solución que, para la Santa Sede, pasa por un aplazamiento a 2001 de la manifestación homosexual.La jerarquía italiana se ha movilizado contra una concentración que ve como "una provocación".

Las relaciones de la Iglesia Católica con los homosexuales nunca han sido fáciles y el Arcigay, movimiento homosexual italiano, ha denunciado en varias ocasiones la discriminación que los gays sufren por parte de la Santa Sede.

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