El absentismo escolar afecta al 66% de los 180.000 estudiantes gitanos españoles. Asociaciones y expertos exigen apoyo a la integración para evitar sucesos como el de Barakaldo

La preocupación por la escasa preparación de las escuelas españolas para integrar minorías ha cristalizado tras el rechazo manifestado hacia tres niños gitanos -de cuatro, siete y ocho años- por los padres de 633 alumnos de un colegio concertado de Barakaldo (Vizcaya). Una situación inquietante, sobre todo considerando que el absentismo escolar afecta a 120.000 estudiantes gitanos (es decir, el 66% de ellos), la mitad de los cuales casi nunca pisa un aula, según asociaciones de gitanos. Esta realidad se sitúa en un contexto donde el panorama educativo del futuro será inevitablemente multicultural, señalan los datos. Sólo de 1992 a 1996, el alumnado inmigrante en España pasó de 39.999 a 61.000, de los que había 6.000 africanos en 1992 y 14.000 en 1996.Cuando se pregunta a los escolares de 13 a 17 años por su actitud hacia las minorías manifiestan su mayor rechazo hacia los gitanos, seguido de los magrebíes, negros, asiáticos y judíos, según la encuesta del Centro de Estudios sobre Migraciones y Racismo de 1997. Este estudio mostraba que el 27% de los escolares decía que expulsaría a los gitanos de España -un porcentaje algo inferior al de 1993, que rondaba el 30-, y el 24%, a los árabes.

La actitud de la población adulta la reflejó el eurobarómetro de 1997 elaborado por la Comisión Europea: el 40% de los españoles se declaraba algo racista, y el 18%, bastante o muy racista.

En este contexto, los representantes de la comunidad educativa y de esos colectivos minoritarios, como las asociaciones de gitanos, describen una realidad donde se tiende a agrupar a la mayoría de los menores que pertenecen a minorías en colegios gueto, en los que llega a haber hasta un 70% de esos niños. Además destacan que no hay profesores en los centros con la formación adecuada para enseñar a estas minorías y que las administraciones no han promovido iniciativas, como campañas o programas, encaminadas a informar sobre estas culturas y a normalizar la convivencia.

Falta de previsión

El racismo apenas se confiesa, se ve en la convivencia, señala el catedrático de Antropología Social y representante de España en la Comisión de la Lucha contra el Racismo del Consejo de Europa Tomás Calvo Buezas. "Los padres de Barakaldo han hecho un gran daño a sus hijos al inculcarles la referencia de que los gitanos son conflictivos. Va contra todos los ideales de tolerancia, es antidemocrático y antipedagógico". Pero Calvo Buezas añade que al analizar lo sucedido no hay que olvidar la falta de previsión por parte de la Administración, que debería dar incentivos a los profesores y centros que atienden a estas minorías, como se hace en otros países.

La huida de la marginación es uno de los factores que mueven a los padres a llevar a sus hijos a un centro concertado, explica el socialista Adolfo Navarro, ex director general del Ministerio de Educación, experto en esta cuestión. "En la práctica, algunos centros concertados utilizan artimañas para evitar que entren en ellos las minorías". Navarro opina que la integración debe empezar a resolverse en la escuela. "Los valores de respeto a la diferencia se aprenden en lo que se llama el currículo oculto; es decir, a través de las actitudes y la convivencia. Hay un sector de población que huye de las minorías, que tiene miedo a las diferencias, y eso es lo auténticamente grave". Navarro señala que desde las administraciones deberían fomentar campañas que resalten las bondades de la diferencia y difundir proyectos educativos de multiculturalidad.

El presidente de la Federación Española de Religiosos de la Enseñanza (FERE), Ángel Astorgano, es contundente a la hora de hablar de la integración de minorías en los centros concertados: "Estamos decididos a que nuestros centros colaboren activamente. Hay reticencias en algunos, como las hay en los públicos, pero lo importante es que se haga una buena planificación". A la FERE pertenece el colegio San Juan Bosco de Barakaldo. "Lo que ha ocurrido allí se ha debido al rechazo previo de los niños en un centro público y al miedo de los padres al entorno de los niños. Pero la actitud de los padres se ha radicalizado en exceso y se ha vuelto a comprobar que a la hora de la verdad surge la xenofobia". La solución, según Astorgano, requiere aprender que compartir culturas es muy positivo y en mirar los ejemplos de otros países.

El presidente de la confederación laica de padres (CEAPA), Carlos Ladrón de Guevara, insiste en este aspecto: "Habría que analizar lo que se ha hecho en Alemania, Suecia o Luxemburgo para integrar a los inmigrantes. Hay, en general, una falta de interés por parte de las administraciones por aportar soluciones".

Ladrón de Guevara dice que de ningún modo se debe atentar contra la escolarización, como ha pasado en Barakaldo, aunque opina que el rechazo de los padres "ha tenido que ser promovido inicialmente desde el centro". Ladrón de Guevara cree que hay que evitar las bolsas de alumnos de minorías a los que resulta imposible atender en condiciones. "Si se va a más en el número de inmigrantes sin la atención adecuada surgirán nuevos conflictos", concluye.