Pujol y los inventos
ENVIADO ESPECIAL El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, no daba crédito a lo que sus ojos veían: chaquetas musicales, botellas con sensores, una telenovela en televisión táctil, hologramas. La pregunta que asaltaba al presidente con más fecuencias era: "Y esto, ¿para qué sirve?". Pujol se hallaba el pasado martes en uno de los santuarios del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT son sus siglas inglesas), donde 150 estudiantes graduados, 150 empresas patrocinadoras y 200 proyectos de investigación se dan cita todos los días a todas horas en el inseguro mundo de plasmar ideas.
El presidente, acompañado del consejero de Universidades e Investigación, Andreu Mas-Colell, recorría los anárquicos pasillos poblados de investigadores insultantemente jóvenes en los que se dan cita estudios prácticos desde comunicación e ingeniería eléctrica hasta ciencia cognitiva, arte, diseño, física, química e incluso biología.
Mitchell Ratnek y Walter Bender, cumpliendo los cánones -tanto por su evidente odio a la etiqueta como por su aspecto de profesores despistados-, acompañaron por cuatro plantas a Pujol y su séquito, que iban de sorpresa en sorpresa. Entre lo que el líder nacionalista catalán denominó "explosión de creatividad", llamaba poderosamente la atención una telenovela que se emitía por una televisión táctil en la que el espectador puede saber, con la sola presión de su dedo sobre la pantalla, el precio del collar de perlas que luce la protagonista y dónde lo ha comprado, en qué peluquería se ha cortado el pelo cualquiera de los que aparecen en la serie y cuánto cuestan las estanterías del estudio de la joven pareja protagonista. Ciertamente, los diálogos y el guión no estaban excesivamente cuidados, pero tampoco desmerecían del canon al uso.
Estas investigaciones son fruto del trabajo de estudiantes de 25 facultades del MIT que se dan cita a cualquier hora de cualquier día de la semana en este edificio, donde avanzan en trabajos que dan como resultado desde los hologramas que aparecen en las tarjetas de crédito hasta una chaqueta musical que puede advertir con sus notas sonoras de los problemas cardiacos de quien la viste. Y todo ello bien celosamente guardado de la mirada indiscreta de las cámaras. Pujol no dejaba de sorprenderse a cada paso y no cesaba de repetir que en Cataluña queda mucho que aprender y que debe estrechar sus relaciones con el mundo universitario norteamericano.
El presidente de la Generalitat pasaba rápidamente del mundo de los inventos al político. Así, al llegar a un rincón presidido por un gran póster de 'El retorno del Jedi', el filme que cierra la trilogía clásica de La guerra de las galaxias, el líder nacionalista llamó bromeando a la que definió como "prensa maliciosa" para que le explicara qué personaje de que aquella saga le representa en Las noticias del guiñol de Canal + . El maestro Yoda no aparecía en el póster en cuestión, pero Pujol no dudó en preguntar si el peludo y bajito ewok era el encargado de parodiarle.
Ya fuera del mundo de la investigación, Pujol tuvo que enfrentarse minutos más tarde con el más familiar universo político. Tras ser presentado por el ex premier holandés Ruud Lubbers -ahora profesor en Harvard-, el líder nacionalista se sometió a las directas preguntas de medio centenar de estudiantes de ciencias políticas de la John F. Kennedy School. Los asistentes al acto, en el que el líder de CiU trazó un rápido fresco sobre la Europa de las regiones, fueron al grano: una estudiante inglesa aseguraba que, siendo de los Midlands, no albergaba ningún sentimiento de pertenencia nacional a su región, y un extremeño preguntó al presidente catalán a qué nación de las de España pertenece. Pujol situó a la joven en la nación inglesa y al extremeño le respondió que su región dio grandes descubridores y conquistadores a la Castilla de los Austrias.
No faltó la pregunta que con más frecuencia se hace al líder naconalista: cuál es el futuro de la pareja de hecho CiU-PP. Pujol, a requerimiento de un joven madrileño sobre qué harán los nacionalistas catalanes ante la evidencia de que no son decisivos, respondió lacónicamente: "Lo que podamos". Pujol concluyó ayer su visita a Boston con una entrevista con el gobernador del Estado de Massachusetts y un almuerzo privado con el embajador de España.
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