Los socialistas navarros abren la puerta a pactar con UPN cambios en la ley del euskera
Los socialistas navarros han recogido el guante lanzado por el presidente de la comunidad, Miguel Sanz, para modificar la ley foral del euskera. El PSN-PSOE sigue defendiendo la vigencia del texto, aprobado en 1986, pero abre la puerta a analizar sus efectos y cambiarla en consecuencia. Aunque no comparten el momento ni el modo en que Sanz ha reavivado la cuestión, los socialistas coinciden con UPN en la "sensación" de que la ley ha podido discriminar a la población castellanohablante al acceder a puestos de trabajo en la función pública o en la enseñanza. El PSN, no obstante, condiciona cualquier cambio a un "debate sereno y con datos" en la Cámara autonómica.
Un acuerdo entre regionalistas y socialistas sería suficiente para cambiar la ley, si bien el PSN estima, de entrada, que sería suficiente introducir cambios en el desarrollo reglamentario del texto legal.En apenas unos días la guerra del euskera se ha reabierto en Navarra. A los detractores clásicos de la ley del Vascuence (los partidos nacionalistas y los colectivos que buscan la plena cooficialidad del euskera en todo el territorio navarro), se ha unido ahora UPN, dispuesta a cambiar la ley en un sentido diametralmente opuesto. "No estoy en contra del euskera, ni muchísimo menos", reiteró ayer Miguel Sanz, "sino a favor de la igualdad de oportunidades para todos los navarros".
Los socialistas no lo tienen tan claro, aunque reconocen que existe la "sensación" de que quienes no saben euskera "están en peor situación que quienes lo conocen" a la hora de acceder a determinados puestos de trabajo. "Se puede estar exagerando, pero existe esa sensación social y numerosas quejas de ámbitos educativos y sindicales sobre discriminaciones que se deberían aclarar", indicó ayer Juan José Lizarbe, secretario general del PSN-PSOE, quien sí se mostró claramente partidario de que los estudios de la Universidad Pública de Navarra se ofrezcan en castellano "por razones de sentido común e índole económica".
Los socialistas han presentado en el Legislativo autonómico una interpelación que exige que se determinen con exactitud los efectos que la ley ha tenido sobre los derechos lingüísticos de los ciudadanos en sus 14 años de vida y pide a UPN que explique qué cambios desea introducir. Esa sería la condición previa para un acuerdo entre los dos principales partidos navarros.
La reactivación del debate sobre el euskera comenzó el pasado lunes cuando Sanz aseguró que la ley del Vascuence discrimina a la mayoría de los navarros que no lo hablan. El presidente autonómico reaccionaba así a la campaña de los colectivos agrupados en la plataforma Oinarriak, que han reunido casi 50.000 firmas para exigir cambios legales que amplíen los derechos de los euskaldunes, limitados ahora por un criterio de zonas geográficas cuya legalidad ha sometido el europarlamentario de EA, Gorka Knörr, a la consideración de la Comisión Europea.
Lizarbe pidió ayer un pacto "para no politizar" el debate sobre un idioma que sólo es plenamente cooficial en el norte de la comunidad. Para el PSN, la actual legislación es válida y "puede seguir siendo el punto de encuentro" de la pluralidad lingüística navarra. Ahora bien, añadió el dirigente socialista, si los problemas planteados en su desarrollo no tuvieran otra solución, se debería cambiar la ley contando con "una mayoría clara" y "respetando el derecho de las minorías".
Críticas
El PSN mostró también su "sorpresa" por que UPN, que ha gobernado durante dos tercios del tiempo total que lleva vigente la ley, no haya mostrado antes su deseo de modificar su articulado y hable ahora de tal grado de "fracaso" de su política lingüística que exija modificar incluso la ley.
En medio de este clima, los partidos minoritarios de la oposición (Euskal Herritarrok, CDN, IU y EA-PNV) han aumentado sus críticas hacia Sanz y UPN, a quienes acusan de querer restringir los derechos de los vascohablantes.
Pernando Barrena, portavoz de la Mesa Nacional de HB, aseguró ayer mismo que se está intentando cometer un "genocidio" lingüístico como represalia por el aumento del apoyo social a los modelos de enseñanza en lengua vasca. "Quieren convertir al idioma de Navarra, el idioma más antiguo de Europa, en un vestigio cultural del pasado. Es vergonzoso", añadió Barrena, "que el euskera esté en uno de los peores marcos jurídicos posibles para su promoción, en un ejercicio de derecho comparado con otras lenguas minoritarias de la Unión Europea".
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