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Baleares acumula el 40% de las playas declaradas no aptas para el baño por Sanidad 34 zonas marítimas y 38 continentales incumplen en España la legislación europea

Las islas Baleares, cuyo principal recurso económico descansa en la atracción que ejercen sus playas mediterráneas sobre los diez millones de turistas que las visitan al año, tienen un problema con la calidad de sus aguas litorales. De las 34 playas calificadas como no aptas para el baño en España durante el año pasado, 14 (el 41%) están ubicadas en estas islas. Aunque las playas en general han mejorado, aumentan los puntos negros no aptos para el baño en el interior (38 de 171), según el informe anual que el Ministerio de Sanidad ha remitido a la Unión Europea.

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La mayor concentración de playas donde no se permite el baño, o donde no se recomienda por el riesgo de sufrir un contagio, se sitúa en el suroeste de la isla de Mallorca, en los municipios de Calviá y Andratx, que reciben un ingente número de visitantes. En este litoral no hay localizada otra industria más importante que la turística, por lo que la baja calidad de las aguas de baño se atribuye a deficiencias en los sistemas de depuración de aguas residuales o a que no se airea lo suficiente la arena de las playas. En el informe que anualmente remite el Ministerio de Sanidad y Consumo a las autoridades de la UE, con datos elaborados por las Comunidades Autónomas, se detallan las playas y ríos del interior no aptos para el baño, así como una calificación de 1 ó 2 para aquellas aguas de buena o muy buena calidad. Los puntos de muestreo se elevan a 1.816, de los que 1.619 corresponden a playas y 197 a ríos y embalses. En el caso de las aguas no aptas no se especifica el origen de la elevada presencia de agentes patógenos que pueden provocar enfermedades si se toma un baño o se ingiere el agua.

Una directiva europea (76/160/CEE) obliga a facilitar información anual a la UE y a los propios usuarios sobre parámetros de calidad en las aguas de baño. Desde ayer está disponible en la web de Sanidad www.msc.es/salud/ambiental. Según Francisco Vargas Marcos, subdirector de Sanidad Ambiental, todas las zonas donde las aguas estén calificadas como no aptas deberían disponer de un cartel indicativo de que está prohibido bañarse. En el informe sólo aparecen los puntos seleccionados por las autoridades autonómicas para tomar muestras, que se hacen cada 15 días o con más frecuencia en la temporada de baño y en función de la afluencia de bañistas.

Puntos negros

Vargas aclara que el hecho de que Baleares encabece la lista negra no significa que sus aguas sean de peor calidad que las de otras regiones, sino que su red de muestreo analítico es mucho más tupida. Vizcaya y Guipúzcoa no ofrecen ningún dato sobre sus aguas del interior. En toda Castilla y León sólo se analizan el Arlanzón y el Pisuerga en Burgos y Valladolid, respectivamente.

Si se comparan los datos de 1999 con los del año anterior, se observa una ligera mejoría en la calidad de las aguas de las playas (97,9% aptas frente a 97,5%). El porcentaje de embalses o ríos donde está prohibido bañarse también ha aumentado (de 73,2% a 80,3%), lo que significa que han empeorado las aguas continentales. En este aspecto cabe destacar la calificación de no aptas para bañarse de zonas del alto Guadiana, de gran atractivo turístico, como las lagunas de Ruidera.

Según Vargas Marcos, hay que tener mucho cuidado con algunos ríos o embalses que invitan a mojarse. "A veces te bañas en una garganta sin saber que aguas arriba hay una granja de vacas y cerdos. Generalmente todas las heces y la orina se vierten al río y pueden contaminarlo. Estos vertidos son un foco de gérmenes latentes en el intestino del animal que al ser ingeridos producen salmonelosis o cualquier otra enfermedad". Aunque el nivel de saneamiento es elevado, hay casos de contagio que no se detectan. "Lo que se pretende con este programa es evitar que la gente se bañe en sitios contaminados", dice Vargas.

El peligro de las playas es de otro tipo. Así como es muy difícil y costoso depurar un embalse de los pesticidas o fertilizantes agrícolas, Vargas cree que las playas deberían estar dotadas de suficientes depósitos de residuos. "Si escondes en la arena despojos orgánicos o tiras el yogur no haces más que alimentar a los gérmenes que, al contacto con la piel, pueden provocarte micosis o una infección de hongos en los pies".

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