El cineasta británico pone a Shakespeare a bailar claqué
Para hacerse una idea de la seriedad con que el público de la Berlinale recibió ayer el último experimento shakespeariano de Kenneth Branagh, baste comentar alguna pregunta que se le hizo: "¿Cuándo nos va a ofrecer usted una versión glam rock de su autor favorito?". Branagh, que ha perpetrado con su Shakespeare Film Company la adaptación de la pieza del clásico inglés Love's labour's lost, convertida en un musical con piezas de los años cuarenta y cincuenta, respondió: "Todavía no he descubierto ese aspecto de David Bowie que puede haber en Shakespeare, pero, ¿quién sabe?", amenazó. "Además, ¿no se acuerdan de la versión rap que el actor Richard E. Grant hizo del monólogo de Hamlet? Yo creo que mientras se sea fiel al espíritu de la letra, el artista está legitimado para hacer las versiones que quiera".
Versiones fieles al espíritu multicultural y multirracial con que él ha impregnado a Shakespeare, con actores de diferentes colores y nacionalidades. Y versiones también en las que los aires de claqué de Fred Astaire, los rostros luminosos y pastelones de Ginger Rogers o las sirenas cursis de Esther Williams salpican con sus chapuzones en fila la música de la palabra de Shakespeare...
Flema británica
Branagh se presentó con parte del reparto de su película: Alicia Silverstone, Natasha McElhone, Stefania Roca, Alessandro Nivola o Timothy Spall. Para medir la reacción del público presente en la sala de proyección (sección oficial fuera de concurso) hay que situarse entre la complejidad y el despitorre. Branagh, traje gris, corte de pelo como de anuncio a la puerta de una peluquería y barba de más de una semana, se defendió como pudo de las chirigotas que le lanzaron algunos periodistas. "¿Cómo ve que tras sus adaptaciones de Shakespeare para el cine cada vez vaya menos gente a verlo al teatro?". Con flema británica y sin despeinarse, Branagh contestó: "Yo creo lo contrario, cada vez va más gente".
El director y su compañía se empeñaron en demostrar que todavía no son una especie de tres tenores de la obra de Shakespeare. "Me importa más ser fiel al espíritu de sus obras que popularizarlo", aseguró el adaptador de Enrique V, Mucho ruido y pocas nueces, Hamlet u Otelo.
Ayer fue el día de Zhang Yimou, el director chino que, al contrario que Branagh, recibió en la sala de prensa felicitaciones y agradecimientos por su The road home, una historia de amor que oscila entre la China de hoy y la de los años cincuenta. Yimou afirmó no tener intenciones de denuncia, pero también admitió: "En nuestro país trabajamos con censura y eso es un obstáculo que el artista debe salvar y contar con él".
Babelia
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