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El envejecimiento aliviará el paro y aumentará la presión sobre los sistemas de salud en la UE El colectivo de personas en edad de trabajar comenzará a descender a partir del año 2007

El pleno empleo que auguran para 2010 los jefes de Estado y de Gobierno en la Unión Europea se hará realidad gracias en gran parte al envejecimiento de la población. En siete años, la población activa (las personas que desean un empleo, lo consigan o no) dejará de crecer y empezará a disminuir debido a que el número de nuevos jóvenes que alcancen la edad de trabajar será menor que el de personas que se jubilen. Como consecuencia, disminuirá el paro (que se expresa en porcentaje de desempleados sobre la población activa), según pone en evidencia un informe presentado ayer en Bruselas.

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El estudio ha sido elaborado por el Instituto de Estudios de Prospectiva Tecnológica (IPTS), con sede en Sevilla, uno de los ocho centros de investigación de la Comisión Europea. Los índices de fertilidad europeos, que son los más bajos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, frenarán el crecimiento demográfico la próxima década y, junto al aumento de la esperanza de vida, provocarán un envejecimiento de la población. La consecuencia de esta situación, según el IPTS, es que la Unión Europea tendrá una fuerza de trabajo "vieja". En 2010 la población mayor de 65 años se incrementará un 20% respecto a 1995. En 2025 el colectivo de personas mayores alcanzará los 85 millones, el 22% de la población total europea.

El comisario europeo responsable de Investigación, Philippe Busquin, afirmó ayer que "la cantidad de personas en edad de trabajar, de 15 a 65 años de edad, se reducirá en la UE a partir del 2007". La entrada en el mercado laboral de jóvenes empezó a disminuir hace un par de años y lo seguirá haciendo progresivamente durante la próxima década. Hasta mediados de los 90, la población activa se incrementó en torno a 1,5 y 2 millones de personas cada año. En 1999, sólo medio millón de personas se sumaron a este grupo. Dentro de siete años, la población activa comenzará a caer hasta por lo menos el año 2025.

El IPTS advierte de que esta caída de la población en edad de trabajar no tendrá como consecuencia "inmediata" un descenso de los índices de desempleo en la UE. Primero, porque las personas no están preparadas profesionalmente para acceder a las ofertas de empleo. Segundo, porque las personas que se ofrecen para trabajar son mayores. Tercero, porque muchas mujeres regresarán al mercado laboral después de tener sus hijos. Y, cuarto, porque se retrasará la edad de jubilación para reducir la presión sobre el sistema de pensiones.

Las diferencias regionales en los niveles de empleo y de paro persistirán. En Austria y Portugal empezará a notarse el efecto del envejecimiento de la población a finales de esta década, mientras que en Italia, Finlandia y Bélgica "el suministro de trabajadores comenzará a reducirse como consecuencia de este factor demográfico en los próximos cinco años". El informe destaca que se producirá un aumento de la migración hacia Europa que atenuará el proceso de envejecimiento.

Protección social

Los Quince sufrirán el efecto de este envejecimiento de la población en sus sistemas de pensiones y de salud. El informe del IPTS prevé que los presupuestos de los Estados miembros destinados a la protección social permanecerán estables (entre el 50% y el 65% del gasto total) durante los próximos años y en algunos casos se incrementarán. Si ahora la mayor parte del gasto se orientaba al paro, en el futuro próximo lo hará hacia las pensiones y la salud, aunque también al desempleo, debido a una reorientación de las estructuras sociales.

La Comisión Europea hace otra advertencia ajena al envejecimiento de la población. El crecimiento explosivo de las tecnologías de la comunicación y de la información está creando una falta de profesionales en el sector de la informática, que se contabiliza en medio millón de puestos de trabajo y que se hace extensible a otros sectores como el de la medicina genética, que corren el riesgo de quedar paralizados por la falta de personal joven especializado.

A título de ejemplo, una proporción importante de los investigadores europeos son mayores de 50 años. El Premio Nobel de Economía Robert Solow afirmó durante la presentación del informe que "la rapidez en el desarrollo tecnológico es compatible con la rapidez en la creación de empleo, y esto es evidente en el sector de servicios y no sólo en trabajos temporales".

El informe del IPTS destaca precisamente que la falta de profesionales en los nuevos sectores en desarrollo, como el de las tecnologías de la comunicación, de la información y la biotecnología, será uno de los déficits principales que tenga que afrontar la Unión Europea durante la próxima década. Como datos, comparativos con los grandes competidores de Europa en I+D, los investigadores representan el 2,5 por mil de la población activa europea frente al 6,7 por mil de Estados Unidos y el 6 por mil de Japón.

La investigación tecnológica, como indicó el comisario europeo, es uno de los motores principales en la creación de empleo. "Si el progreso tecnológico crea los empleos de hoy, es la investigación la que crea los puestos de trabajo de pasado mañana", afirmó. Philippe Busquin rechazó que el avance tecnológico sea una amenaza para el empleo -según él, la realidad es exactamente la contraria-, y aseguró que "si la UE sigue con la tendencia actual en materia de investigación, el riesgo de una influencia negativa en Europa para el empleo se hará patente en los próximos años".

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