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Los marisqueros bloquean el puerto de Benalmádena para exigir ayudas

Unos 300 marisqueros de Málaga bloquearon ayer la bocana del puerto de Benalmádena con sus embarcaciones para exigir el pago de ayudas que les permitan afrontar la crisis que padece el sector. La protesta se prolongó durante once horas y concluyó sobre las seis de la tarde, tras el compromiso del alcalde de la localidad malagueña, Enrique Bolín, de propiciar una reunión urgente entre todas las administraciones para estudiar la situación. La movilización obligó a suspender una regata.

El detonante de la protesta fue doble: el cierre de la mitad de los caladeros de la provincia por la aparición de toxinas y el impago de las ayudas que el verano pasado comprometieron los ayuntamientos costeros a cambio de que los marisqueros se retiraran de la orilla a las 12.00 -cinco horas antes de su jornada habitual- para no molestar a los bañistas. "Si el turismo está antes que la pesca, que nos paguen las compensaciones correspondientes. Además, las motos acuáticas y las tablas de windsurf peligrosas; nosotros, no", se quejó uno de los manifestantes. La paralización del puerto debido al bloqueo forzó a Bolín a reunirse con los pescadores y a mediar para que se celebre una reunión entre los municipios del litoral, la Subdelegación del Gobierno y la Junta de cara a buscar una salida al conflicto. El encuentro aún no tiene fecha.

La protesta impidió la salida de una docena de embarcaciones deportivas que debían participar en una regata, aunque los marisqueros abrieron la barrera para dejar salir un par de botes como muestra de "buena voluntad".

Dirigentes de CCOO aseguraron que ninguno de los ayuntamientos firmantes del acuerdo, suscrito también por la Subdelegación del Gobierno, ha abonado las ayudas compensatorias prometidas. La rabia de los marisqueros estalló porque al incumplimiento del convenio se sumó hace un par de semanas el cierre decretado por la Junta de cuatro de los nueve caladeros debido a la aparición de toxinas. Esta marea roja afecta a todo el litoral mediterráneo, aunque han sido los pescadores de Málaga los que han mostrado una postura más beligerante.

La Consejería sostiene que no puede conceder ayudas al sector por la clausura de los caladeros, ya que los programas de la Unión Europea sólo contemplan subvenciones para las paradas biológicas, y que tampoco puede intervenir en el pago de las ayudas comprometidas por la reducción de jornada porque fue un acuerdo entre los municipios y la Administración central. El sector acusó a los ayuntamientos, la Junta y al Gobierno de no tener sensibilidad con los problemas de pescadores y avanzó que si no se busca una solución continuarán las movilización.

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