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Se reedita el libro de Ramón Gómez de la Serna sobre Velázquez

Lo coeditan la Dirección General de Bellas Artes y Galaxia Gutemberg / Círculo de Lectores; la idea era celebrar el cuarto centenario del nacimiento de Velázquez (1599-1660), y el libro fue presentado ayer en Madrid. Es la breve (e intensa) biografía que Ramón Gómez de la Serna escribió sobre Diego de Velázquez. La edición, ilustrada con fragmentos en color de algunos cuadros, recupera un texto olvidado, que se incluirá en las Obras completas que Círculo publica hace tres años bajo la dirección de la rumana Ioana Zlotescu. La colección camina ya por el tomo XI, y el editor, Hans Meinke, confirmó ayer que, pese a la "decepcionante" respuesta de los lectores, cumplirá su "temeraria" intención de llegar a los 18 volúmenes pensados en principio -"más moral que un ramoniano", parafraseó Meinke-.

Eso será en unos tres años más, calculó el editor, pero de momento ya está en la calle este lujoso avance, que fue ensalzado ayer, en el Museo Arqueológico de Madrid, por una amplia mesa de presentadores: el director del Instituto Cervantes y ramoniano militante, Fernando R. Lafuente; el de Bellas Artes, Benigno Pendás; el de la Biblioteca Nacional, Luis Alberto de Cuenca, más Meinke y Zlotescu, también autora del prólogo.

Escrito por encargo

Desde su erudición apasionada y saltimbanqui -plenamente ramoniana, por tanto-, Zlotescu reveló datos, contextos y secretos. Quizá el más llamativo, que la obra fue escrita en 1943, en pleno exilio bonaerense, durante su época de miseria más atroz. Nada raro, por otra parte, añadió Zlotescu, porque ya en 1908 Ramón había escrito su primera biografía (Oscar Wilde), porque éstas se vendían bien y porque "desde 1936 siempre había escrito por encargos estimulados por él mismo".

Lafuente recordó que, en aquel exilio terrible, Gómez de la Serna comió a base de escribir, sobre todo, las solapas de la Colección Austral. Así que Don Diego de Velázquez fue un trabajo alimenticio, cosa que nadie imaginará leyendo sus fogonazos llenos de ingenio y profundidad, su familiaridad admirada... O, sin ir más lejos, estas primeras líneas: "Una vez más, me propongo que se vea en esta nueva biografía el milagro del artista -no la cosa consuetudinaria y pedagógica- y que se desprenda del conjunto su gesto individual, su acertada visión de los rincones de su época, su mezcla de fe y copistería".

Consigue de sobra desvelar el milagro, dijeron todos, igual que tantas veces en sus peculiares biografías -otro más de sus "géneros fingidos", según los llama Umbral-, desde Goya hasta El Greco, Gutiérrez Solana, Azorín, Valle, Picasso, Poe...

"Maestro de biógrafos", nacido "para prolongar la vida de los que se han ido", según Zlotescu; autor de "biografías imposibles, mezcla de literatura, testimonio y documento, de lo cotidiano y lo excepcional", para Fernando R. Lafuente quedó esta imagen final: "Para Ramón, la realidad es la materia de la que están hechos los sueños".

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