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La UE experimenta en A Coruña un análisis para detectar la drogadicción en los automovilistas

La Unión Europea, y de paso la Dirección General de Tráfico, quiere saber la incidencia de las drogas en la conducción y cómo analizarla a pie de carretera. Hasta el próximo abril, los conductores de las carreteras coruñesas pueden ser requeridos por agentes de tráfico para pasar voluntariamente un test de drogadicción. La prueba consiste en lamer un algodón y en chupar otro. El primer sistema detecta el consumo de cocaína y el otro de anfetaminas, opiáceos, cannabis y fármacos que contengan benzodiazepina.

Tráfico y el Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Santiago pretenden recoger 400 muestras - 300 en controles aleatorios y el resto entre sujetos de accidentes o infracciones- que conformarán la aportación española al programa comunitario Rosita.

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La pretensión es establecer, con conductores y conductas recogidos en varios países, la fiabilidad de los métodos de análisis; pero los responsables de Tráfico no ocultaron en la presentación pública del experimento sus deseos de poder contar con "métodos operativos, en lugar de los complicados análisis de laboratorio", y de que "estos controles puedan ser en un futuro efectivos desde el punto de vista administrativo y penal", según el comandante José Luis Ulla, jefe del subsector de Tráfico de A Coruña.

Los controles comenzaron el pasado jueves en el kilómetro 578 de la N-VI, cerca de A Coruña. A los sorprendidos automovilistas, un agente de tráfico les invitaba a pasar un examen "voluntario y anónimo" en un furgón. De media docena de conductores, tan sólo no accedió una señora de mediana edad. "Me parece meterse en la vida de la gente", argumentó.El primer ciudadano en someterse al control, un joven llamado José Manuel, no lo veía así. "No me parece una intromisión, porque aunque tú vayas bien al volante puedes cruzarte con otro que no", aseguró tras 15 minutos de prueba.

"Ciertos medicamentos como la codeína pueden dar positivo, pero se trata de buscar sustancias de todo tipo, legales o ilegales, que afecten a la capacidad de conducir, circunstancia que recoge el código de circulación", dice el coordinador español, el catedrático de Toxicología Manuel López Rivadulla, que asegura la confidencialidad del examen y que éste sólo muestra el consumo de sustancias "hasta 10 ó 12 horas antes". Pero el más veterano de los que no han tenido reticencias, ni a la prueba ni a facilitar su nombre -Juan Caruncho- muestra su sorpresa: "Me descubrieron restos de ansiolíticos, pero los tomé por última vez hace tres años".

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