Visor inicia con los "Pombos" de Gómez de la Serna una colección de letras madrileñas

Ramón Gómez de la Serna y Mariano José de Larra, dos grandes exiliados marcados por Madrid, entre la gloria literaria y la crónica castiza o surrealista, pero anticasticista, protagonizan los tres primeros títulos de la colección Letras Madrileñas Contemporáneas, que auspicia la Comunidad de Madrid y edita Visor. Pombo y La sagrada cripta de Pombo, de Ramón Gómez, y Larra, anatomía de un dandy, de Francisco Umbral, se reeditan anticipando nuevos títulos: los dos de Silvestre Paradox de Baroja; Madrid, de Unamuno, y el Diario de Hamlet García, de Paulino Massip.

El Viejo Café y Botillería de Pombo, situado en la calle de Carretas, fue la segunda casa de Ramón Gómez de la Serna (Madrid, 1888-Buenos Aires, 1963). Cuando salía de su gélido torreón, el escritor iba a Pombo. A hablar con los pombianos. A escribir dos greguerías, un cuento, o un ensayo. A tomar café. A ver pasar la gente. A dibujar su autobiografía... O a hacer del no hacer nada una de las Bellas Artes, como dice en el prólogo Andrés Trapiello, cumpliendo así la máxima sagrada del bohemio: "Como fuera de casa, en ningún sitio".En aquel café tuvo, desde 1912 hasta la guerra incivil, su tertulia y su diario Gómez de la Serna: describió ese café hasta el último rincón, le dedicó centenares de páginas, dibujó fragmentos, le buscó antecedentes, trazó comparaciones.... Nunca un simple local público fue objeto de semejante culto, motivo de parecida inspiración.

Pombo, el primer volumen (publicado en 1918) y La sagrada cripta de Pombo (1924) muestran en 1.600 páginas reconstruidas e ilustradas con profusión por el editor, Jesús García Sánchez, todas las formas de ese universo pequeño y las del otro, cambiante e infinito. Pombo es como un buque varado, lleno de aventuras y de géneros, y por él se pasean parroquianos reales como Bagaría, Bacarisse, los hermanos Bergamín, Tomás Borrás, Gutiérrez Solana, Cansinos-Asséns, Picasso, Sagarra, Romero de Torres...,

Otros son fantasmas, literatura pura, gente a la que Gómez de la Serna retrata de cerca con su pluma inflamada y precisa (para algunos elogiosa en exceso). Goya y Fígaro (es decir, Larra), por ejemplo, "que aquí no se trata de aparentar, de hacer méritos, de demostrar conocimientos o grandes amistades, sino de estar bien con la realidad que respiramos y respirar con una lógica profunda". Ramón los reúne en su lógica inobjetable ("Larra es en la literatura lo que Goya en la pintura, haciendo cuadros más chicos"), y mientras ve a Fígaro en un rincón describe un país entero: "En hacerse hombre verdadero y articulista verdadero, aquí, hay tan gran esfuerzo como en ser Shakespeare en otro sitio".

Tanto que hacía un siglo ya que Larra (Madrid, 1809-1837) había elegido la muerte. Gómez de la Serna lo resucita en Pombo, con muchos otros. Los dos poetas madrileños, unidos por la sombra del exilio (interior uno, bonaerense el otro), reaparecen juntos. El círculo se cierra con esta nueva colección: el día 11, la reedición de Larra, anatomía de un dandy, ensayo del ramoniano Umbral con prólogo de José Hierro, se presenta en el Círculo de Bellas Artes con la de los Pombos.