200 soldados aguardan en las costas
Cuatrocientas toneladas sobre un vertido de casi 12.000 toneladas. Ése es el parco resultado de los denodados esfuerzos de la armada internacional -la integran navíos franceses, británicos, holandeses, alemanes y españoles- que intenta recuperar, por medio del bombeo, el fuel del petrolero Erika, naufragado hace ya diez días. Las nuevas previsiones meteorológicas establecen que la isla de Yeu, en la costa de la Vendée, será la primera en recibir el impacto del vertido, posiblemente entre el viernes y el sábado."No me creo ninguna de esas previsiones meterológicas", dice el alcalde de Port-Joinville, principal población de la isla. "En tanto que antiguo capitán de barco sé que es imposible hacer cálculos de este tipo con tres días de antelación y teniendo en cuenta sólo el viento. Las corrientes son mucho más determinantes".
Sea cual sea el destino y la velocidad que tomen las distintas manchas de fuel, parece imposible evitar la catástrofe ecológica. "De momento, hemos visto limitado nuestro acceso a las áreas de pesca y hemos retrasado la temporada del lenguado y la lubina", explica un pescador.
Mientras, en el continente, se activa el plan Polmar (Polución Marítima). "Contamos con doscientos hombres del ejército de tierra preparados para intervenir donde sea en menos de seis horas desde el momento en que se dé la alerta", asegura el prefecto marítimo de la región. "Y también han sido movilizados los vehículos anfibios de la zona para que nos ayuden a colocar los diques flotantes con los que esperamos frenar el avance de la polución y conducirla hacia los lugares donde su impacto sea menor", añade.
Las playas de arena son el mejor destino del fuel, porque son más fáciles de limpiar que las de guijarros o los acantilados. En Yeu se encuentran, precisamente en una zona costera muy recortada, las ruinas del castillo en el que se inspiró Hergé para su aventura La isla negra.
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